En el marco del Festival Mundial Internacional Antifascista realizado en Caracas, Nicolás Maduro sugirió invadir Puerto Rico con la finalidad de "liberarlo" del dominio estadounidense con apoyo de "tropas de Brasil".

“Así como en el norte tienen una agenda de colonización, nosotros tenemos una agenda de liberación, y la agenda nos la escribió Simón Bolívar”, afirmó Maduro.

Está pendiente la libertad de Puerto Rico y la lograremos con las tropas de Brasil. Y Abreu de Lima irá al frente. Batallón Abreu de Lima para liberar Puerto Rico”, añadió.

Venezuela se va preparando junto con Cuba, junto con Nicaragua (...) para si algún día tenemos que tomar las armas para defender el derecho a la paz”, complementó.

Desde Puerto Rico, la gobernadora Jennifer González respondió a los dichos de Maduro, calificándolos como una amenaza directa.

En conversación con CNN en Español, González afirmó que "tomamos las palabras de Maduro con mucha precaución porque estamos hablando de un dictador con recursos económicos, que no se ha escondido en hablar de la independencia para Puerto Rico".

La gobernadora calificó los dichos de Maduro como "una intromisión" y destacó que el plebiscito de 2024 realizado en la isla, reflejó la voluntad de los portorriqueños de seguir integrados como estado de Estados Unidos.

Asimismo, González envió una carta al presidente electo Donald Trump, en donde señala que "los llamados de Maduro representan una amenaza abierta para Estados Unidos, nuestra seguridad, seguridad nacional y la estabilidad de la región”. Además, en la misiva recordó la presencia de las instalaciones militares como Fort Buchanan y Camp Santiago, subrayando su importancia estratégica para EE.UU.

Cabe señalar que Puerto Rico -desde 1952- es un Estado Libre Asociado (ELA) de Estados Unidos. Este estatus le otorga un grado de autonomía que le permite tener su propia constitución y un gobierno local, pero áreas como defensa, relaciones exteriores y comercio, son controladas por EE.UU.

Además, los portorriqueños son ciudadanos estadounidenses desde 1917, lo que les permite viajar y residir en cualquier parte de EE.UU., así como servir en sus fuerzas armadas. Sin embargo, no pueden votar en las elecciones presidenciales y tienen representación limitada en el Congreso.

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