Hace un par de días entré a comprar frutas al negocio de la esquina de mi casa, que es propiedad de un joven emprendedor turco, y escuché el siguiente diálogo entre él y una mujer inglesa de unos 45 años:
-Todo va a estar bien, no tienes que preocuparte, le aseguraba ella.
-No sé, no estoy tan seguro, quién puede saber lo que va a pasar, le contestaba el hombre, que llegó a Londres hace más de dos décadas, siendo un niño.
Diálogos como éste se repiten a diario desde que en el referendo del jueves 23 de junio ganó la opción de que el Reino Unido salga de la Unión Europea.
Miles de personas protestaron en Londres contra la votación a favor de salir de la Unión Europea.
El triunfo del llamado Brexit con casi un 52% de los votos por sobre el 48% de los que favorecían la permanencia en la UE, dejó en evidencia profundasdiferencias geográficas y generacionales y sentimientos encontrados.
Entre medio de la alegría de quienes vencieron, la tristeza e indignación de los derrotados y la perplejidad de los arrepentidos, hay una sola cosa que en estos días une a quienes vivimos en esta isla: la incertidumbre.
¿Qué va a pasar con la economía, con el empleo, con los proyectos sociales, con el sistema de salud, con las investigaciones científicas, las colaboraciones artísticas, con la libertad de movimiento?
Nadie sabe.
Un colega me cuenta que llamó al banco para renegociar su hipoteca y no supieron qué ofrecerle porque no están seguros de qué tasas de interés habrá disponibles en las próximas semanas.
Estatua de Winston Churchill frente al Parlamento. "La falta de plan admitida por los propios promotores del Brexit, sumada al hecho de que se trata de una decisión sin precedentes, ha dejado a uno de los países más estables del mundo, en el limbo".
Hay empresas que han congelado sus inversiones y otras que han anunciado que están estudiando sacar sus sedes de territorio británico.
La falta de plan admitida por los propios promotores del Brexit, sumada al hecho de que se trata de una decisión sin precedentes, ha dejado a uno de los países más estables del mundo, en el limbo.
Son más de 40 años de acuerdos y tratados que hay que desmantelar. ¿Cómo se hace eso?
Nadie sabe.
A todas las complejidades que el proceso ha dejado al descubierto, para los que somos inmigrantes hay otro tema que es central: ¿podremos quedarnos?, qué pasará con los permisos de trabajo y estudio para los extranjeros, no sólo los europeos, sino los que hemos llegado de otros continentes.
"Pasado el huracán informativo que provocó el referendo, es difícil no pensar qué va a pasar con nuestras vidas."
En BBC Mundo, todos venimos de afuera. El equipo está formado porlatinoamericanos y españoles. Algunos llegamos a estudiar, otros directamente a trabajar, hay quienes migraron por amor y quienes lo hicieron por necesidad o por buscar otros horizontes. Algunos se han nacionalizado o tienen pasaportes de Europa, otros no.
Pasado el huracán informativo que provocó el referendo, es difícil no pensar qué va a pasar con nuestras vidas.
Una amiga colombiana me dice que en la puerta del colegio de su hijo se encontró con una madre rumana llorando por la perspectiva de tener que abandonar el país, otra -que es mexicana- relata que su hija de 6 años, nacida en Londres, le preguntó asustada si tendrán que irse.
Nadie sabe.
Desde el 23 de junio hay pocas cosas que son un hecho: que la libra está devaluada, el precio de las viviendas ha caído, los crímenes raciales se han quintuplicado y los que votaron por salir miran con desconfianza a los que lo hicieron por quedarse y viceversa.
Si esas tendencias se revertirán o no con el paso del tiempo es impredecible.
Ayer sábado, miles de personas marcharon en la capital londinense pidiendo que el Parlamento revoque el resultado del referendo y Reino Unido no abandone la Unión Europea.
¿Es factible?
Nadie sabe.
¿Reverso del Brexit? Quienes votaron por permanecer en la UE piden que el Parlamento revoque el resultado del referendo.
Los líderes de los partidos políticos están enfrascados en jugosas luchas internas y la hoja de ruta ha quedado en un segundo plano.
En la calle los extremos se imponen: unos hablan de la venida de tiempos esplendorosos y otros opinan que atravesamos la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial.
Desde Chile me escriben y me preguntan si el Brexit me va afectar.
No sé, les respondo, la única verdad de estos días postelectorales, es queestamos a la deriva y que en esta isla llena de tradiciones, formalidades e historia, de cómo será el futuro nadie sabe nada.