El líder de un grupo de autodefensas en Guerrero, México, fue hallado muerto el sábado por la noche con un disparo en la cabeza.
Miguel Ángel Jiménez Blanco ayudó a cientos de personas en la búsqueda de sus parientes desaparecidos en el estado de Guerrero, donde 43 estudiantes desaparecieron el 26 de septiembre del año pasado.
El cuerpo de Jiménez Blanco apareció en el asiento del conductor en el taxi del que era propietario.
Según informó la fiscalía del estado de Gerruero, el vehículo estaba "estacionado en la carretera que conecta a la Ciudad de México con el turístico puerto de Acapulco, a la altura del poblado de Xaltianguis".
Fue la desaparición de los 43 estudiantes de la escuela rural de Ayotzinapa, en la ciudad de Iguala, lo que arrojó luz sobre los casos de otros miles de personas desaparecidas en este estado plagado por la violencia de bandas criminales.
En una entrevista con BBC Mundo el pasado diciembre, Jiménez Blanco dijo que los cerros alrededor de Iguala son un cementerio.
Indignado ante la falta de acción por parte de las autoridades, Jiménez Blanco recorría regularmente los cerros de Guerrero cavando en busca de cuerpos y buscando pistas.
Líder de un grupo de autodefensas
Jiménez Blanco, que en 2013 fundó en Xaltianguis un grupo de autodefensas ante el acoso de narcotraficantes, "pertenecía a la organización de la Upoeg (Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero) de la policía comunitaria", indicó la fiscalía.
Jiménez encabezó una comisión de la Upoeg de búsqueda de los 43 estudiantes de la escuela rural para maestros de la comunidad de Ayotzinapa desaparecidos el 26 de septiembre de 2014.
La Upoeg surgió en enero de 2013 como un grupo de autodefensa para hacer frente a los embates de narcotraficantes, una iniciativa que se replicó en el vecino estado de Michoacán, bastión del cártel Los Caballeros Templarios, señalados como responsables de extorsiones, secuestros y asesinatos, y otras regiones.
Tras la detención y abatimiento de los cabecillas de ese cártel, que también operaba en Guerrero, el gobierno de México decidió disolver las autodefensas en mayo de 2014 para que sus miembros pasaran a formar parte de un nuevo cuerpo oficial de policía rural.