Autoridades de México iniciaron este lunes conversaciones en Estados Unidos confiadas en poder superar el diferendo sobre migración que provocó que el presidente estadounidense, Donald Trump, amenazara con imponer aranceles a todos los productos mexicanos a partir de la próxima semana.
"Estamos por el libre comercio y pensamos que se puede llegar a un acuerdo", dijo el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), desde Ciudad de México, mientras su canciller, Marcelo Ebrard, advertía en Washington sobre el "efecto contraproducente" de las medidas.
Trump, en una visita de Estado al Reino Unido, aumentó la presión con un tuit: "Como señal de buena fe, México debe detener de inmediato el flujo de personas y drogas a través de su país y hacia nuestra frontera sur. ¡Pueden hacerlo si quieren!".
Las conversaciones con México "tienen el potencial de ser extremadamente fructíferas", dijo a periodistas Kevin Hassett, presidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, pero subrayó que el mandatario "100% no está" fanfarroneando con su amenaza de aranceles.
Trump sorprendió el jueves al anunciar que Estados Unidos aplicará a partir del 10 de junio gravámenes de 5% a todos los bienes provenientes de México, que aumentarían gradualmente hasta 25% a partir del 1 de octubre, si su vecino del sur no detiene el creciente flujo de indocumentados que llegan a la frontera estadounidense, principalmente de Guatemala, Honduras y El Salvador.
El anuncio hizo hundir el peso mexicano frente al dólar y desplomó los mercados globales temerosos de una fuerte desaceleración del comercio y altos precios de bienes importados clave en ambos lados de la frontera.
"Las tarifas podrían causar inestabilidad financiera y económica, lo que significa que México podría reducir su capacidad para abordar los flujos migratorios", dijo Ebrard en rueda de prensa.
Un cuarto de millón más
México ya tomó muchas medidas, dijo Ebrard, como permitir que más de 8.800 migrantes retornados de Estados Unidos esperen en territorio mexicano una audiencia de asilo en los tribunales estadounidenses, y que otras 18.700 personas aguarden, también en territorio mexicano, su turno para ingresar a un puerto de ingreso fronterizo estadounidense.
También dijo que México ha procesado más de 24.400 solicitudes de refugio desde comienzos del año, una cifra sin precedentes.
"Sin los esfuerzos de México, un cuarto de millón de migrantes adicionales llegarían a la frontera de Estados Unidos en 2019", aseveró.
Pero Hassett afirmó que México debió hacer más, especialmente detener los autobuses que trasladaban a los migrantes, que según el gobierno de Trump están manejados por bandas criminales.
"Si pueden presentar un buen plan, no habrá aranceles", aseguró a CNN.
Ebrard, que el mes pasado presentó en la Casa Blanca una iniciativa de inversión de 10.000 millones de dólares anuales durante una década para Centroamérica con el objetivo de frenar la ola migratoria, dijo que México busca trabajar junto con Estados Unidos para "acelerar el desarrollo económico" de esa región, atacando la pobreza y la violencia que originan la "migración forzada".
El canciller mexicano criticó la cancelación de los programas de ayuda a los países centroamericanos, como hizo Trump a fines de marzo, instando a Estados Unidos a cumplir con los proyectos de inversión públicos y privados a los que dijo que se comprometió en diciembre por 5.800 millones de dólares.
"Hoy no tenemos un solo programa, así que vamos a poner esto en la mesa también", dijo Ebrard, quien el miércoles se reunirá con el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo.
"No sería aceptable"
Ebrard también rechazó la idea sugerida por funcionarios de Trump de que México, como primer país al que ingresan los migrantes, acordara aceptar todas sus solicitudes de asilo.
"Un tratado respecto a un tercer país seguro no sería aceptable para México", dijo.
Kevin McAleenan, secretario interino del Departamento de Seguridad Interior (DHS) de Estados Unidos, a cargo de la política migratoria y con quien Ebrard espera encontrarse esta semana, dio a entender esa posibilidad el jueves.
Acompañan a Ebrard los secretarios mexicanos de Economía, Graciela Márquez, y Agricultura, Víctor Villalobos, quienes este lunes se reunieron con los secretarios estadounidenses de Comercio, Wilbur Ross, y de Agricutura, Sonny Perdue.
"Reiteré el mensaje del presidente de que México debe hacer más para ayudar a Estados Unidos a abordar la inmigración a través de nuestra frontera compartida", se limitó a decir Ross en un comunicado tras la cita con Márquez.
También integra la delegación el subsecretario mexicano para América del Norte, Jesús Seade, quien prevé hablar con el representante comercial estadounidense, Bob Lighthizer. Ambos negociaron el T-MEC, el nuevo acuerdo de libre comercio de América del Norte que reemplazará al TLCAN, actualmente en proceso de ratificación en los Congresos de Estados Unidos, México y Canadá.
Hassett negó que los eventuales aranceles a México afecten la economía de Estados Unidos o dañen el T-MEC, rechazando las críticas de legisladores de que Trump está siendo imprudente con esta amenaza.