Bloomberg
La deuda y el déficit de Costa Rica han subido a niveles récord desde que se tiene registro y su calificación crediticia ha sido repetidamente rebajada en los últimos años. Pero olvide todo eso: es la perspectiva de legalizar el matrimonio gay lo que ha dominado el debate político y amenaza con darle un giro a las elecciones presidenciales del 4 de febrero.
Muchos costarricenses religiosos se indignaron por un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos este mes a favor del matrimonio gay, que el gobierno dijo que implementaría. El apoyo a Fabricio Alvarado, un candidato evangélico poco conocido que se oponía a la idea, se multiplicó por seis, lo que lo llevó al primer lugar en algunas encuestas, asustando a los inversionistas.
La "postura enérgica" de Alvarado sobre el tema "parece haber resonado con los votantes", dijo el analista de Eurasia Group Risa Grais-Targow.
Los bonos tuvieron su mayor caída de un día en 14 meses luego de que una encuesta mostrara a Alvarado, quien dijo que sacaría a Costa Rica de la corte y de la Convención Interamericana de Derechos Humanos, tomando el liderazgo. "No estamos dispuestos a impulsar una agenda LGBTI", dijo Alvarado después del fallo.
Muchos inversionistas habían estado mirando a Antonio Álvarez, un candidato de la oposición que ha pedido una "norma fiscal" para limitar la capacidad del gobierno de endeudarse, y está proponiendo extender el impuesto a las ventas a bienes que actualmente no están cubiertos. Ahora es probable que pase a una segunda vuelta con Alvarado el 1 de abril.
Juan Diego Castro, abogado populista que está prometiendo una guerra contra la corrupción, ocupa el tercer puesto en las encuestas. Alvarado lidera la intención de voto con 22 por ciento de apoyo frente 21,4 por ciento para Álvarez en una encuesta de Opol Consultores de 2.800 personas realizada del 25 al 27 de enero. Castro está rezagado con un 15,7 por ciento.