El último ataque al magnate Donald Trump llegó de un lugar inesperado: la Corte Suprema de Estados Unidos.

Ruth Bader Ginsburg, una de los ocho magistrados que componen el más alto tribunal estadounidense, rompió la tradicional imparcialidad que caracteriza a los juristas que ocupan ese cargo, para criticar al virtual nominado republicano de cara a las elecciones presidenciales de noviembre.

"Es un farsante", dijo la jueza a la cadena CNN. "No tiene coherencia consigo mismoDice cualquier cosa que se le ocurre en el momento. Tiene mucho ego", aseguró Ginsburg, de 83 años.

En otras declaraciones al diario The New York Times, la magistrada, conocida por sus posturas progresistas, dijo que una presidencia de Trump sería algo inimaginable.

"No me imagino lo que sería este lugar. No me imagino lo que sería el país con Donald Trump como nuestro presidente", señaló. "Para el país, podrían ser cuatro años. Para la corte podrían ser... Ni siquiera quiero contemplar la idea".

Ginsburg también bromeó con que se mudaría a Nueva Zelanda si Trump llega a Casa Blanca.

¿Qué le respondió Trump?

Acostumbrado a responder los ataques, Trump dijo en un tuit que la jueza Ginsburg estaba haciendo "declaraciones políticas muy tontas" y que debería "renunciar".

El candidato también le dijo al The New York Times que era "altamente inapropiado que una jueza de la Corte Suprema de EE.UU. se involucre en una campaña política".

Y agregó que sus declaraciones eran "una vergüenza para la corte" y que debería disculparse.

El líder de la Cámara de Representantes de EE.UU. y vocero de los republicanos, Paul Ryan, también intervino, diciendo que las palabras de la jueza mostraban "parcialización".

"Que alguien de la Corte Suprema hable del futuro en base al próximo presidente y Congreso, me parece inherentemente sesgado y fuera de lugar", comentó.

¿Se equivocó Ginsburg al atacar a Trump?

Ruth Bader Ginsburg es la jueza de más edad de la Corte Suprema de EE.UU. y será una de los tres jueces del tribunal mayores de 78 años el día de las eleccione presidenciales, que se celebrarán el 8 de noviembre.

Los críticos dicen que la jueza ha arriesgado su legado al arremeter contra Trump.

El profesor de la Universidad de Minnesota, Richard Painter, dijo al The New York Times que si Trump sale elegido, sus comentarios van a poner en duda su imparcialidad.

Edward Whelan III, presidente del Centro de Ética y Políticas Públicas, señaló al diario The Washington Post que esta vez Ginsburg fue muy lejos.

"No soy fan de Donald Trump. Pero sus preocupaciones sobre el candidato no implica que sea apropiado para ella decir lo que dijo".

Sin embargo, Erwin Chemerinsky, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de California en Irvine, no se sorprendió por los comentarios de la jueza. "No creo que nadie deba sorprenderse de que Ginsburg piense esto", dijo a la cadena Bloomberg. "Decirlo no cambia la realidad".

Mark Joseph Stern, reportero de la revista digital Slate, escribió que Ginsburg "tomó la decisión consciente de aprovechar su capital político" porque "sería lo único que la jueza puede hacer para ayudar a prevenir que Trump sea presidente".

La Corte Suprema se ha convertido en un tema central de las elecciones presidenciales en EE.UU. por la muerte hace unos meses del juez conservador Antonin Scalia.

Los senadores republicanos se han negado a confirmar al nominado del presidente Barack Obama, Merrick Garland, para reemplazar a Scalia, argumentando que el nombramiento de nuevo juez debería ser determinado por el próximo presidente.

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