AFP
En el norte de Francia, la sequía estival ha afectado gravemente la cosecha de papas y las consecuencias se sienten en toda la industria, incluyendo en los carritos de papas fritas.
La región de Hauts-de-France, una zona histórica de cultivo de papa que concentra dos tercios de la producción nacional, vivió este verano una ola de calor con temperaturas récord.
Como consecuencia de esto, la cosecha sufrió una escasez de agua, explica a la AFP Régis Dumont, que exhibe un tubérculo deforme en un campo en Warhem, a tres kilómetros de la frontera belga.
"Las papas perdieron parte de su almidón", lo que afecta su calidad y compromete su conservación, añade el agricultor de 65 años.
A medida que se acerca el fin de la cosecha, los agricultores se inquietan sobre la calidad de las existencias. Además que el calor -hasta 37°C en agosto- hizo también que se redujeran las cantidades. En la bodega familiar, Dumont constata, inquieto, que las reservas son menores que el año pasado.
"Se observa una caída importante, entre 10 y 15%, del rendimiento en Francia, en comparación al promedio de los últimos cinco años", confirma François-Xavier Broutin, de la Unión Nacional de productores de papas (UNPT, por sus siglas en francés).
Y debido a la escasez de agua las papas "son pequeñísimas, lo que va a penalizar al mercado y a los ingresos de los agricultores", advierte Régis Dumont.
Baños de sal
Algunos de los afectados por esta sequía son las industrias de transformación de papas y los vendedores de papas fritas, uno de los productos más populares de la región.
Como los otros pesos pesados del sector, la empresa de papas congeladas McCain ha tenido que adaptarse.
"Realizamos baños de sal al recibir la mercadería para eliminar las papas defectuosas", explicó a la AFP Christian Vanderheyden, uno de los responsable de la empresa en Francia. "Esto exige equipos y genera costos adicionales", lamenta.
Los tradicionales carritos o remolques de papas fritas, presentes en prácticamente cada comuna de la región, observan ya un aumento de los precios.
Mickaël Orgaer, empleado de uno de estos puestos, constata "un aumento de precios de 23% para una bolsa de cinco kilos" de papas.
"Es muchísimo. Ya habíamos experimentado pequeños aumento, pero nunca uno tan fuerte", señala este empleado de 47 años, mientras caliente aceite en su camión instalado en la localidad de Steenvoorde.
Cuenta que se vio obligado a aumentar de 20 céntimos el precio de sus bandejas de papas. "Intentamos explicarles a los clientes, que por lo general nos entienden", asegura.
Pero lamenta una caída de la calidad de los tubérculos. "Como no están maduras, las papas botan agua. Y por su talla dan una papas pequeñitas", afirma, resignado.
Un fenómeno europeo
Pero este fenómeno no se limita a Francia. "Los cinco países que conforman este mercado en Europa, - Bélgica, Alemania, Holanda, Francia y Reino Unido - tienen problemas de ingresos y de calidad. Ninguno se ha librado de las consecuencias meteorológicas", dice Broutin.
"Se estima que la producción alcanzará máximo 24 millones de toneladas. El año pasado la producción superó las 29 toneladas", señala.
Y el calentamiento global no incita al optimismo. "Es un fenómeno anormal pero que comienza a repetirse cada año", constata Dumont, dejando caer de sus manos un puñado de tierra seca.