Sergio Flores Villar, Hospital Universitario Mútua de Terrassa
Una carta informativa de la Asociación Española de Pediatría (AEPED) a todos sus socios sobre el aumento de casos del mal llamado “shock pediátrico” ha alertado a los medios de comunicación generalistas. En realidad, se trata de una insuficiencia cardíaca provocada por una miocarditis cuyo origen suele ser una infección viral.
Lo que ha ocurrido es que, en el contexto actual de la pandemia por el virus SARS-CoV-2, se ha reportado un aumento de casos, tanto de niños en edad escolar como de adolescentes, con un cuadro que empieza con dolor abdominal y vómitos, antes de evolucionar hacia hipotensión y taquicardia. Estos síntomas suelen requerir su ingreso en Unidades de Cuidados Intensivos Pediátricos.
Los casos recientes descritos en Francia, Reino Unido, EEUU y España estudiaron al ingreso por protocolo la presencia o no del virus SARS-CoV-2 mediante técnica de PCR, y en algunos fue positiva. De ahí que levantaran la voz de alarma.
El músculo cardíaco inflamado
Para situarnos un poco, en Pediatría la miocarditis aguda es una enfermedad cardíaca provocada por la inflamación del músculo cardíaco infantil.
En la mayor parte de los casos se desencadena por una infección vírica previa, aunque el virus también puede aparecer durante el cuadro. Se ha relacionado con virus como Coxsackie A y B, Influenza A y B, adenovirus, parvovirus B19, citomegalovirus, Epstein Barr, varicela zóster, herpes simple, virus herpes humano 6 o viruela.
No acaba ahí la cosa. En ocasiones se ha visto que la miocarditis está causada por bacterias como los estafilococos, los estreptococos, el meningococo, Salmonela, Difteria, Haemophilus influenzae y Mycoplasma pneumoniae, entre otras. Y también hay casos relacionados con hongos, parásitos, toxinas o respuestas inmunológicas inadecuadas, entre ellas la enfermedad de Kawasaki.
Sea cual sea el origen, no es una enfermedad baladí. De hecho, se trata de la causa más frecuente conocida de insuficiencia cardíaca crónica que deriva en trasplante de corazón. Con todo, la forma de presentación es tremendamente diversa. En los casos revisados, un 1-9% de las miocarditis no presentaron ningún síntoma, y entre un 12-22% se manifestaron en forma de muerte súbita. Entre estas dos presentaciones existen diferentes grados de gravedad, algunos asociados a arritmias cardíacas.
En cuanto al tratamiento, como ya adelantábamos, suele requerir ingreso en una UCI pediátrica para su monitorización. Se administran fármacos que dan soporte a la disfunción cardíaca así como medicamentos que disminuyen la sobrecarga del corazón, como los diuréticos. Y en ocasiones, es necesario tratamiento antiarrítmico.
Si la miocarditis aguda evoluciona hacia insuficiencia cardíaca grave, suele requerir soportes de circulación extracorpórea –ECMO (siglas de extracorporeal circulation membrane oxigenation)– o el uso de un corazón externo o “artificial”.
Por el contrario, cuando deriva a una insuficiencia cardíaca crónica con una dilatación importante de las cavidades del corazón, la solución pasa por un trasplante del órgano.
COVID-19 y complicaciones pediátricas
Los casos reportados en la bibliografía médica de miocarditis agudas asociados a PCR positiva COVID-19 han hecho que diferentes sociedades médicas avisen a sus socios de dicha relación causal. Sin embargo, antes de asegurar que el virus SARS-CoV-2 provoca miocarditis aguda en niños y adolescentes haría falta un análisis más profundo. En cualquier caso, se convertiría en uno más de los posibles causantes, y su manejo no cambiaría frente a otras causas víricas.
Hay que resaltar también que hay otra patología que parece estar asociada al SARS-CoV-2 en Pediatría: una forma atípica de la enfermedad de Kawasaki. Se trata de una reacción inmunitaria exagerada provocada por un superantígeno que, por el momento, es un completo desconocido. Durante esta pandemia se ha observado un aumento de casos de Kawasaki atípicos. Al igual que la miocarditis aguda, presentan hipotensión y requieren ingreso en Unidades de Cuidados Intensivos Pediátricos.
Lo que está claro es que la COVID-19 está generando unos cuadros pediátricos hasta el momento inusuales. Tan atípicos como la naturaleza del propio virus.
Sergio Flores Villar, Responsable de Cardiología Pediátrica, Hospital Universitario Mútua de Terrassa
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.