Una joven de 23 años, identificada como Brooklyn McCasland, fue a nadar a la playa ocupando lentes de contacto, por lo que contrajo una inusual enfermedad que le hizo perder completamente la vista de su ojo derecho. Los hechos sucedieron en Alabama, Estados Unidos.
Con el pasar de los días, McCasland sentía molestias en su ojo derecho, pero lo atribuyó a restos de arena que podrían haber quedado en su interior. Según lo confirma el medio The Sun, ante la continuidad del malestar, la joven de 23 años acudió al doctor para recibir un tratamiento. Fue ahí donde le señalaron que se trataba de una infección común, sin embargo, el diagnóstico estaba lejos de ser el acertado.
McCasland seguía consultando diferentes opiniones médicas, y a su vez, seguía recibiendo evaluaciones erróneas. Todo esto ocurría mientras la pérdida de visión de su ojo derecho seguía avanzando. La joven indicó que durante ese tiempo vivió "el peor dolor que jamás había experimentado".
Luego de varios meses, pudo recibir un diagnóstico correcto. Se trataba de una queratitis por Acanthamoeba (AK), que tiene relación con una infección ocular parasitaria que es poco común, donde un microorganismo llamado "ameba alojada" se incrustó al interior de su lente de contacto, lo que terminó provocando graves resultados.
Necesita un trasplante de córnea para recuperar su visión tras nadar con lentes de contacto en el mar
Frente a esto, la joven de 23 años revivió el momento donde enfrentó el diagnóstico, "A veces, si cerraba el ojo, me sentía un poco mejor, pero a veces me sentía peor. Era un dolor constante". Además, detalló cómo se dio cuenta de que había perdido la visión completa de uno de sus ojos, "tuve que usar un parche sobre el ojo. No pude ponerme ninguna de mis gotas durante dos días". Luego de esto, cuando McCasland se quitó el parche, se dio cuenta que no veía absolutamente nada por su ojo derecho.
Esto ha afectado su percepción de profundidad, lo que la ha llevado a tener dificultades incluso en lo doméstico. "Fue muy aterrador. Mi percepción de profundidad cuando tomo cosas o intento abrir puertas está alterada, así que me costó acostumbrarme". Junto con esto, la joven indicó que tuvo que dejar de trabajar porque debe tener su ojo cerrado durante todo el día.
A raíz de estos hechos, McCasland debe esperar un año para poder curar la infección que atacó su ojo derecho producto de nadar con los lentes de contacto en el mar, para luego someterse a un trasplante de córnea si es que quiere recuperar su visión. El procedimiento está avaluado en 5 mil dólares, una cifra que bordea los 47 millones de pesos chilenos.
Frente a esto, una amiga de McCasland, la apoyó con la creación de la página GoFundMe, para poder recaudar fondos que le permitan costear el trasplante que necesita, además de cubrir los gastos necesarios luego de verse desempleada.