AFP
El parlamento japonés aprobará previsiblemente este viernes, tras varios días de acalorados debates, un paquete de nuevas leyes de defensa que autorizarán el envío de militares a conflictos en el extranjero, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial.
El jueves, los senadores llegaron a las manos en el debate parlamentario de la ley, antes de aprobar en comisión el texto propuesto por el gobierno de derecha de Shinzo Abe.
Ante un primer ministro impasible, los miembros de la oposición y de la coalición en el poder rodearon al presidente de la comisión especial en dos ocasiones, antes de abalanzarse contra él y acabar empujándose unos a otros.
El siguiente y último paso para la aprobación definitiva de las leyes es la votación del texto en sesión plenaria en la cámara alta.
La perspectiva de una nueva interpretación de la Constitución pacifista de Japón ha sacado a las calles a decenas de miles de japoneses en manifestaciones casi diarias en las últimas semanas, algo raro en el archipiélago.
El viernes, cientos de manifestantes se reunieron desde la mañana ante el parlamento en Tokio, incluido el popular actor Junichi Ishida, que también apareció por sorpresa en las protestas el día anterior.
Katsuya Okada, jefe de la principal formación de la oposición, el Partido Demócrata de Japón (PDJ), se comprometió a "hacer todo lo posible para bloquear" las leyes. Algo difícil dada la amplia mayoría que ostenta la coalición en el poder.
El portavoz del gobierno, Yoshihide Suga, instó a acabar con las peleas y acusó a la oposición de haber bautizado erróneamente el proyecto como "leyes de guerra". Prometió a la población que explicaría "correctamente" el nuevo paquete y lamentó que los diputados hayan pasado "demasiado tiempo debatiendo".
Según la prensa local, la adopción podría completarse el viernes al final del día o por la noche.
Para sus oponentes, estas leyes, que permitirán a Japón intervenir para defender a un aliado, son incompatibles con la renuncia a la guerra recogida en el artículo 9 de la Carta Magna impuesta en 1947 por Estados Unidos.
El pacifismo, "tesoro de Japón"
Según sus detractores, esta nueva lectura de la Constitución podría precipitar al país en guerras por todo el mundo, junto a los estadounidenses.
Por su parte, Abe defiende que es necesaria una evolución legal frente a las amenazas crecientes de China y Corea del Norte.
El primer ministro considera que se trata de una normalización de la situación militar de Japón, limitada desde el fin de la guerra a la autodefensa y a misiones de ayuda humanitaria o logística.
Las leyes de defensa introducirían la noción, excluida por los gobiernos precedentes, de la "defensa colectiva" que permitiría a los solados japoneses ir a luchar para defender a un aliado.
La posición inflexible de Abe le ha costado la popularidad: los sondeos de opinión muestran la oposición de una mayoría de los ciudadanos, muy identificados con el carácter pacifista de la Constitución.
Estudiantes, madres de familia o antiguos contestatarios de izquierdas de los años 1960 se codean en las protestas junto a artistas o intelectuales.
"Actuar ahora es nuestra responsabilidad como adultos", explica Ryoko Ikeda, de 36 años. "Son nuestros hijos y las generaciones futuras quienes pagarán el precio".
Para Neiko Nagao, de unos cuarenta años, "la imagen pacifista de Japón es su tesoro, renunciar a ella sería una gran pérdida para nuestro país".