Por AFP
Irlanda decidirá si liberaliza el aborto y si deroga el delito de blasfemia, anunció este martes el gobierno de Leo Varadkar.
En concreto, en el caso del aborto, el referéndum, que se realizara en mayo o junio de 2018, servirá para derogar o mantener la octava enmienda constitucional, que hace ilegal el aborto excepto en caso de peligro grave para la madre.
"Cualquier enmienda a nuestra Constitución requiere una cuidadosa consideración de nuestro pueblo", dijo el primer ministro Leo Varadkar, al anunciar el calendario de referéndum de los próximos dos años.
En cambio, no permite interrumpir el embarazo ni por violación, ni por malformación del feto ni en caso de riesgo no mortal para la madre. Las irlandesas se exponen a penas de hasta 14 años de cárcel por abortar.
"Cualquier enmienda a nuestra Constitución requiere una cuidadosa consideración de nuestro pueblo", dijo Varadkar, al anunciar el calendario de referéndums de los próximos dos años, entre los que hay uno también para abolir el delito de blasfemia, en octubre de 2018.
Además, los irlandeses decidirán en junio de 2019 si reducen de cuatro a dos años el periodo mínimo que ha de convivir una pareja antes de divorciarse.
Los irlandeses "han de tener amplio tiempo para considerad estos asuntos y tomar parte en un debate público bien informado ", añadió Varadkar, que en junio se convirtió en el primer homosexual y primer hijo de inmigrante (indio) en dirigir el país.
Irlanda, donde la antaño todopoderosa Iglesia Católica ha ido perdiendo influencia, ya recurrió al referéndum para legalizar el matrimonio homosexual, en 2015.
El aborto siempre fue ilegal en Irlanda, salvo en el supuesto mencionado, pero la prohibición no se incluyó en la Constitución hasta 1983, mediante un referéndum instigado por grupos antiaborto.
En 2011, el Comité de Derechos Humanos de la ONU denunció el trato "inhumano" a una mujer con un embarazo inviable en Irlanda y que, como miles de compatriotas suyas hacen cada año, tuvo que ir al Reino Unido a poner fin al embarazo.
En el caso de la blasfemia, la Constitución la contempla como un delito, haciendo ilegal la publicación o profesión de afirmaciones insultantes sobre asuntos considerados sagrados por cualquier religión.
El actor británico Stephen Fry, ateo notorio, fue investigado recientemente por este delito, después de acusar de "diabólico" a Dios por haber creado un mundo con tanta miseria.
La policía cerró la investigación sin presentar cargos porque no encontró a suficientes personas indignadas por esas palabras como para seguir adelante con la causa.