La ejecución del clérigo chiita Nimr Baqir al Nimr, acusado por las autoridades de Arabia Saudita de desobediencia y apoyo a terroristas, dista de dejar de resonar en el mundo musulmán. Las reacciones han ido desde declaraciones condenando la medida hasta protestas en distintos países, las más violentas de ellas en Teherán, donde manifestantes atacaron la embajada saudita. El presidente iraní condenó esas acciones.

Numerosas personas irrumpieron en la madrugada de este domingo (03.01.2016) en el lugar, rompiendo muebles y prendiendo fuego a las instalaciones, antes de ser expulsados por la Policía. El mandatario, Hassan Rohani, condenó la ejecución del clérigo, a la que calificó de “inhumana”, pero también pidió procesar a los “individuos extremistas” que atacaron la legación diplomática y también el consulado saudita en Masshad, al noreste del país.

A través de un comunicado, Rohani sostuvo que el asalto no es justificable “de ningún modo” y recordó que “la embajada y el consulado de Arabia Saudita legítima y legalmente deben estar bajo la protección de la República Islámica de Irán”. Añadió que estas acciones se consideran, “antes que nada, como un insulto al régimen y son perjudiciales para la reputación de la República Islámica de Irán”.

“Venganza divina”

En tanto, el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, criticó a Arabia Saudita por segundo día consecutivo por la ejecución de Al Nimr y dijo que los políticos del reino sunita enfrentarán un castigo divino por su muerte. “La sangre injustamente derramada de este mártir oprimido sin duda pronto mostrará su efecto y una venganza divina caerá sobre los políticos sauditas”, dijo el dirigente religioso, según la televisión estatal.

Antes, la Guardia Revolucionaria había prometido una “dura venganza” contra la dinastía saudita por la ejecución de Al Nimr, considerado un terrorista por Riad, pero aclamado en Irán como un defensor de los derechos de la marginada minoría chiita en Arabia Saudita. La oposición alemana, en tanto, hizo un llamado al gobierno de la canciller Angela Merkel para romper lo que llamaron “alianza estratégica” con Arabia Saudita, tras la brutalidad evidenciada por las ejecuciones efectuadas el sábado.

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