Una investigación de la Gendarmería argentina habría determinado que el fiscal Alberto Nisman, quien apareció muerto de un balazo en la cabeza el 18 de enero de 2015, fue asesinado.
En principio el caso se ha presentado como un suicidio, pero desde siempre existieron dudas respecto de esa posibilidad.
Según informa la agencia Infobae, "la Gendarmería tiene una conclusión terminante: el fiscal fue asesinado de un tiro en la cabeza, que se intentó ocultar modificando el escenario del crimen, para simular un presunto suicidio gatillado por una eventual crisis anímica".
Entre las tesis que se manejan como motivos están la eventual denuncia que haría Nisman respecto de un pacto para encubrir el atentado terrorista a la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina), ocurrido en julio de 1994, de lo que acusaba a la entonces Presidenta Cristina Fernández de Kirchner y al canciller Héctor Timerman, quienes habrían protegido a los iraníes acusados de ser los autores del ataque.
El diario Clarín, si bien hace eco de la información, asegura que el informe no está concluido.
Infobae, en tanto, expone seis conclusiones a las que habría llegado la investigación, entre las que destacan:
- Que "no encontraron ningún resto de pólvora en Nisman cuando revisaron su cadáver".
- Que el procedimiento no es "habitual en un suicida".
- Que el fiscal "tenía un golpe en la pierna izquierda y otro en la cabeza; golpes profesionales para reducir a una víctima".
- Que "se encontraron restos de Ketamina, una sustancia usada para apaciguar a una probable víctima".
- Que no había huellas de otras personas, salvo las de Nisman, en el departamento, lo que implica que "los asesinos limpiaron todas las huellas".
Ahora falta que el fiscal federal Eduardo Taiano, a cargo del proceso, y el juez Julián Ercolini avalen este informe y si encaminan las pesquisas judiciales hacia determinar quién o quiénes lo mataron.