Este domingo (13.11.2016), los moldavos fueron convocados a las urnas para nombrar a un nuevo presidente. Cuando la Comisión Electoral Central (CEC) de ese país había contado el 92 por ciento de los votos, ya el candidato socialista prorruso, Igor Dodon, se perfilaba como ganador de la segunda vuelta con el respaldo del 55,9 por ciento de quienes ejercieron su derecho al sufragio, que no fueron muchos: sólo el 53,33 por ciento de los inscritos en el padrón electoral, es decir, unos 2,8 millones de ciudadanos. No obstante, esa cifra supuso un incremento en la participación de casi cuatro puntos porcentuales frente a la primera vuelta electoral.
La candidata europeísta de centroderecha, Maia Sandu, obtuvo el 44,1 por ciento de los votos. Sandu, de 44 años, acusó a la CEC de tolerar irregularidades. Según la exministra de Educación, muchos locales electorales cerraron antes de lo previsto. "En general, ha sido un proceso electoral correcto. Hubo una movilización de ciudadanos sin precedentes, tanto en el extranjero como en los colegios electorales del país”, dijo por su parte la presidenta de la CEC, Alina Russu. "Las elecciones han terminado. Los ciudadanos han elegido sus opciones. No hay que avivar las pasiones”, refutó Dodon. Este lunes (14.11.2016) se conocerán los resultados definitivos.
El actual Gobierno de Moldavia, país con 3,5 millones de habitantes, ha mostrado interés en sumarse a las filas de la Unión Europea, pero la exrepública soviética se encuentra dividida entre los partidarios de este acercamiento y quienes prefieren una alianza privilegiada con Rusia. La economía del país se encuentra estancada debido a la fuga de capitales –unos 1.000 millones de dólares, en torno a un 8 por ciento del producto Interno Bruto–, entre otros factores. En medio de protestas masivas, la Corte Constitucional reinstauró la elección presidencial directa. Durante dos décadas el presidente fue elegido en el Parlamento.
La victoria de Dodon, de 44 años, no es percibida por los analistas como potencial impulsora de cambios inmediatos en Chisináu, la capital de Moldavia. Según la Constitución nacional, el poder Ejecutivo reside en el Gobierno, que es nombrado por el Parlamento, y las funciones del presidente son principalmente representativas. Sin embargo, el ascenso de Dodon a la jefatura del Estado deja a los socialistas en condiciones inmejorables para hacerse dentro de dos años con el control del Parlamento y, por tanto, del Gobierno. Dodon es partidario de revisar el Acuerdo de Asociación entre Moldavia y la UE, que él considera desfavorable.