El presidente boliviano, Evo Morales, convocó este sábado a los partidos políticos opositores a un diálogo del que excluyó a los poderosos comités cívicos regionales que lo tienen en jaque, en un momento de gran tensión tras motines policiales y protestas en demanda de su renuncia.
"Convoco al diálogo a los partidos que han obtenido asambleístas en las últimas elecciones nacionales, son cuatro partidos", dijo Morales en un mensaje desde la base aérea de El Alto, en el que pidió también a los policías que pongan fin a sus motines y retomen las labores de preservar la seguridad.
Morales, de 60 años, propuso "una agenda abierta para pacificar Bolivia" de manera "urgente" e invitó a la ONU, a la Organización de los Estados Americanos (OEA) y a las iglesias a acompañar el diálogo.
El país es escenario de protestas multitudinarias, paros y episodios violentos, que han dejado tres muertos y 200 heridos desde el 20 de octubre, cuando Morales obtuvo la reelección a un cuarto mandato de cinco años tras unos comicios que la oposición ha denunciado como fraudulentos.
El presidente denunció la noche del sábado que había sido incendiada la casa de su hermana Esther en Oruro, así como la del gobernador oficialista de esa región del sur de Bolivia, Víctor Hugo Vásquez.
También ardió la vivienda de Esteban Urquizu, el gobernador de Chuquisaca, cuya cabecera es Sucre, la capital boliviana, indicó el presidente en Twitter.
"El plan de golpe fascista ejecuta actos violentos con grupos irregulares", escribió Morales, quien aceptó que la OEA realice una auditoría del escrutinio de los comicios, aunque afirma que estos fueron transparentes.
En medio de las protestas, una turba ocupó este sábado en La Paz las instalaciones de dos medios estatales, la televisión Bolivia TV y Radio Patria Nueva, y obligó a los trabajadores a abandonarlas.
Otros manifestantes tomaron la radio de un sindicato campesino, del cual Morales es afiliado, según denunció el propio mandatario en un tuit. "Al estilo de las dictaduras militares, los golpistas atacan sedes sindicales", escribió.
- "Diálogo vacío" -
El principal candidato opositor en las elecciones, el centrista Carlos Mesa, rechazó la oferta de diálogo del presidente. "No tengo nada que negociar con Evo Morales y su gobierno", señaló el expresidente y líder de la alianza Comunidad Ciudadana.
Rubén Costas, del partido Bolivia Dijo No, también se negó a sentarse a hablar con el mandatario indígena.
Los otros dos partidos convocados son el Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales y el opositor Partido Demócrata Cristiano, cuyo candidato, Chi Hyun Chung, tercero en el cómputo final, sí aceptó la propuesta del presidente.
Morales no invitó, sin embargo, a los poderosos comités cívicos regionales que lideran las protestas contra él desde hace días. Esos grupos opositores civiles, liderados por Luis Fernando Camacho, de la región oriental de Santa Cruz, se han sumado a las denuncias de fraude electoral y a los pedidos de renuncia del presidente.
En ese contexto, el analista Iván Arias considera que la iniciativa del presidente es "un diálogo vacío, porque no están los sectores que están protestando".
- "Cumplir con su honor" -
Morales pidió este sábado a los policías que retomen sus labores, un día después de los motines en distintas regiones del país. "Convoco a los comandantes nacionales, departamentales, a ese policía que es comprometido con su pueblo, a cumplir con las normas, a cumplir con su honor", dijo.
La rebelión policial comenzó el viernes por la tarde con las fuerzas especiales (UTOP) en la ciudad central de Cochabamba, y se expandió inicialmente a los comandos de Sucre (sur, la capital de Bolivia) y Santa Cruz, un bastión opositor.
Durante la noche se extendió a las demás regiones (de un total de nueve), pero no afectó a La Paz y Pando (norte).
Sin embargo, los agentes de la UTOP de La Paz, que mantenían restringido el acceso a la plaza donde está la casa de gobierno, se retiraron a su cuartel el sábado en apoyo a los motines.
El gobierno descartó mandar tropas militares a someter a los policías rebeldes, mientras que la oposición saludó los motines y pidió a las Fuerzas Armadas que los siguieran.
El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Williams Kaliman, dijo que los militares no reprimirán a los manifestantes.
Hasta ahora las calles de La Paz han estado ocupadas sobre todo por opositores, quienes confraternizaron el viernes con los mismos policías que en noches anteriores los habían reprimido.
La violencia se cobró este sábado las primeras bajas políticas entre oficialistas con las renuncias del gobernador y el alcalde de Potosí (sur), Juan Carlos Cejas y Williams Cervantes.
El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, calificó el sábado en Twitter de "muy grave" la situación en Bolivia, y el presidente venezolano, Nicolás Maduro, denunció en un tuit un "intento de golpe de Estado" contra su aliado Morales.