El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, emitieron este viernes un comunicado conjunto en el que exponen su acuerdo para enviar un mensaje de tranquilidad frente al posible desabastecimiento que un bloqueo de gas ruso podría traerle al mundo.
“Trabajamos juntos para lograr un suministro continuo, suficiente y oportuno de gas natural a la Unión Europea desde diversas fuentes de todo el mundo para evitar interrupciones del suministro, incluidas las que podrían resultar de una nueva invasión rusa de Ucrania”, afirmaron a través del documento.
También aseguraron que se comprometen con “la seguridad y la sostenibilidad energética de Europa y con la aceleración de la transición global hacia la energía limpia”. “Estados Unidos ya es el mayor proveedor de gas natural licuado de la UE. Estamos colaborando con gobiernos y operadores de mercado en el suministro de volúmenes adicionales de gas natural a Europa desde diversas fuentes en todo el mundo”.
A modo de búsqueda de nuevos proveedores, Biden tiene planeado hablar la próxima semana, según fuentes citadas por la agencia Reuters, con el jeque Tamim bin Hamad al Thani, emir de Qatar, con quien Von der Leyen también ha conversado esta semana.
Se refieren a uno de los grandes productores de gas natural del mundo, que ya colaboró en 2011 en crisis previas, como la catástrofe de Fukushima. Esa intermediación estadounidense estaría encaminada a convencer a países receptores de la energía catarí a que reconduzcan parte de sus reservas hacia Europa.
La situación amenaza con hacer saltar por los aires la seguridad energética europea. Moscú es la principal fuente de gas de la UE y aporta un 40% de las importaciones de este combustible del que son absolutamente dependientes.
La incertidumbre que ha generado esta crisis ha llevado a la Comisión a estudiar junto a Estados Unidos qué hacer ante un posible cierre de la manija del gas.
El plan de acción consistiría, por un lado, en incrementar las importaciones de gas natural licuado y convencer a países del Golfo Pérsico, como Catar, de aumentar el suministro hacia la UE. Otro punto importante es negociar con países asiáticos, como Corea del Sur, para que envíen hacia Europa parte del combustible que ya hayan contratado, mediante swaps, según han esbozado este viernes fuentes comunitarias.
Sin embargo, en la comisión conviven las voces que piden calma y otras que se lo toman de forma más pesimista. La situación es “negra tirando a negrísima”, en palabras de un funcionario experto en la materia que le da credibilidad a un reciente estudio, de tonalidad también pesimista, publicado este jueves por el instituto de pensamiento Bruegel, con sede en Bruselas.
“Si el gas ruso deja de fluir, las medidas para sustituir el suministro no serán suficientes”, alerta el análisis del experto. “La Unión Europea tendrá que frenar la demanda, lo que implica decisiones difíciles y costosas”. Alemania es un país altamente dependiente del gas ruso, por lo que sería el peor preparado.
En este contexto de búsqueda de proveedores dispuestos a incrementar el envíos de gas a la UE, Bruselas ha estado negociando también con Noruega y prepara para la semana que viene un encuentro de alto nivel en Azerbaiyán, país que envía gas del mar Caspio al sur de Europa a través del llamado Corredor del Sur del Gas.un gasoducto inaugurado en diciembre de 2020. De momento cubre una cantidad residual de la demanda, pero las autoridades de Bakú creen viable incrementar el flujo en el corto plazo, según indican fuentes comunitarias, que añaden que también están en “contacto estrecho” con otros socios, como Argelia y Egipto.