El gobierno de España revisó este lunes a la baja la cifra de decesos por el nuevo coronavirus en el país, uno de los más golpeados por la pandemia, situándola en 26.834 fallecidos, casi 2.000 menos que la víspera.

Un nuevo sistema de seguimiento de los casos implementado ha permitido eliminar "duplicados, personas que estaban puestas como fallecidos (...) que luego nos hemos dado cuenta de que eran casos sospechosos pero no comprobados", explicó en rueda de prensa Fernando Simón, director del centro de emergencias sanitarias.

El domingo se habían notificado un total de 28.752 decesos.

Simón reconoció que "una variación de 1.900 son muchos, estamos tratando de verificar que esto es así, pero son los datos de los que disponemos ahora mismo".

Y frente a la perplejidad que causaron los datos, defendió una contabilidad que en las últimas semanas ya había sufrido otras modificaciones: "estamos satisfechos con la calidad cada vez mayor de la información, que nos permite tomar decisiones".

Si hasta ahora los datos disponibles eran por regiones, 17 en total, ahora "tenemos los datos por provincia; podemos identificar más rápido las situaciones de riesgo y actuar de forma más rápida y de forma mucho más localizada", agregó Simón.

Desde este lunes, toda España está al menos en la llamada Fase 1 del plan de desescalada, lo que significa que se pueden abrir comercios, terrazas de bares y restaurantes y museos, con estrictas limitaciones de aforo. Igualmente se permiten concentraciones en el exterior de hasta 10 personas.

Madrid y Barcelona entraron recién este lunes en esa Fase 1, mientras que otras zonas del país, como los archipiélagos de las Baleares y las Canarias, Galicia, País Vasco y buena parte de la costa de Andalucía entraron en la Fase 2.

Gracias a ello, podrán reabrir piscinas, con un aforo limitado al 30%, y las playas para baños recreativos, aunque guardando una distancia interpersonal de seguridad de dos metros de distancia.

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