Más de veinte mil personas participaron este miércoles en la tradicional batalla con tomates de la Tomatina, en el pueblo español de Buñol, que este año contó con seguridad reforzada a dos semanas de los ataques yihadistas en Cataluña.

Unos 740 agentes de cuerpos de seguridad, entre policías, bomberos y socorristas, resguardaron a la que es considerada como la mayor batalla de tomates del mundo, con un incremento de efectivos de un 5% respecto a 2016, indicó la alcaldía de Buñol (este).

"El dispositivo esta reforzado y adaptado tras los últimos atentados", dijo ante periodistas el delegado del Gobierno en la Comunidad valenciana, Juan Carlos Moragues, en referencia a los atropellos masivos de Barcelona y Cambrils, del 17 y 18 de agosto, que dejaron 16 muertos y más de 120 heridos.

Coches de policía se estacionaron en la entrada de las estrechas calles del pueblo para impedir el ingreso de vehículos, mientras la multitud se lanzó tomates durante alrededor de una hora, constató un fotógrafo de AFP.

La popular fiesta, que este año cumplió su aniversario número 72, es un imán para turistas extranjeros, particularmente británicos, japoneses y estadounidenses.

El estallido de petardos, a las 11 hora local, marcó el inicio de la descarga del arsenal de tomates maduros lanzados durante la fiesta, a la que la mayoría de los participantes asisten únicamente en traje de baño y con gafas para proteger los ojos.

En total, los 22.000 participantes, dos tercios de ellos extranjeros, utilizaron como munición unas 160 toneladas de tomates, descargadas a la multitud desde camiones.

El pueblo de 10.000 habitantes impone desde 2013 una entrada a los no residentes para limitar a la creciente multitud. La celebración llegó a congregar a 45.000 personas en su edición de 2012.

La Tomatina nació en 1945, cuando durante una trifulca varios jóvenes se lanzaron las existencias de un puesto de verduras. En 2002, el ministerio de Turismo español la designó como "fiesta de interés turístico internacional", por su popularidad.

La fiesta ha inspirado celebraciones similares en Colombia, Costa Rica, Chile y Estados Unidos.

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