Este lunes fue subastado en más de US$1 millón un manuscrito cuya historia es tan espectacular como la del genio que lo escribió hace más de 70 años.
El documento es obra de Alan Turing, el científico británico considerado padre de la informática y visionario de la inteligencia artificial.
Turing, cuya vida fue recientemente tema de la película The Imitation Game, El Código Enigma, descifró el lenguaje secreto utilizado por los nazis y contribuyó según historiadores a nada menos que acortar la Segunda Guerra Mundial.
Pero sus contribuciones brillantes y su patriotismo no lo salvaron de la sociedad opresiva en la que vivía.
Sentenciado por "atentado contra la moral pública" por su homosexualidad, Turing recibió de las autoridades judiciales: la cárcel o la castración química con inyecciones de estrógeno.
Dos años después de la condena, en 1954, el matemático fue hallado muerto junto a una manzana mordisqueada y embebida en cianuro.
La teoría más aceptada es la del suicidio, pero familiares y amigos sostuvieron una y otra vez que pudo haber sido un accidente.
Turing había dejado en su testamento documentos a su amigo y también matemático Robin Gandy, entre los que se encontraba el manuscrito.
En 1977 Gandy donó los documentos de Turing a los archivos de King's College en la Universidad de Cambridge. Pero mantuvo en su poder hasta su muerte en 1995 el cuaderno casi desconocido del genio británico que es subastado ahora en Nueva York.
La casa Bonhams que realiza la subasta dijo que el vendedor quiso permanecer anónimo.
Sueños
El cuaderno tenía hojas en blanco, e increíblemente, Gandy las usó para sus propias anotaciones. Su psiquiatra le había pedido que escribiera sus sueños y Gandy eligió hacerlo en las páginas del mismo cuaderno de Turing.
En el comienzo de su diario personal Gandy escribió: "Parece un camuflaje adecuado escribir entre estas notas de Alan, posiblemente es algo un tanto siniestro; es una figura paterna algunos de cuyos pensamientos he heredado completamente".
El manuscrito de Turing data de 1942, cuando el matemático había sido reclutado por los servicios de seguridad para trabajar en Bletchey Park, el centro donde se realizaban los trabajos para descifrar los códigos utilizados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
En una de las anotaciones del cuadreno Turing reflexiona sobre una notación compleja de cálculo.
"¡Me resulta extremadamente difícil entender la notación de Leibniz, a pesar de ser la que mejor comprendí en otra oportunidad! Ciertamente implica que hay una relación entre x e y, eg. y(igual a)x2+3x"
Espía brillante
El manustricto revela como Turing "siempre estuvo comprometido y dedicado al libre pensamiento en matemática pura", según el historiador Alan Hodges, autor del libro "Alan Turing: el enigma".
Fue esa inigualable capacidad de pensamiento abstracto que permitió a Turing ser el más brillante de los espías.
Turing permitió descifrar los códigos secretos de la máquina Enigma, con la que la marina de Alemania enviaba a sus submarinos mensajes para interceptar los convoyes de abastecimiento que Estados Unidos enviaba a Inglaterra.
Turing utilizó en su trabajo conceptos de inteligencia artificial y diseñó un computador electromecánico para simular las posibles combinaciones de letras de Enigma.
Inteligencia artificial
Tras la guerra, en una época sin chips ni transistores, Turing diseñó las bases de una máquina programable que podía resolver operaciones.
El matemático ideó un lenguaje de programación con el que se podía simular todos los pasos que puede ejecutar una máquina siendo el primero en dar una noción precisa de lo que es un algoritmo.
Turing fue un visionario, que estableció además el primer modelo teórico de inteligencia artificial en las máquinas.
Desarrolló el llamado test de Turing, que permite probar la existencia de inteligencia en una máquina.
"Una computadora puede ser llamada inteligente si logra engañar a una persona haciéndola creer que es un humano", escribió.
Perdón
Recién en 2009, el entonces primer ministro británico Gordon Brown reconoció que Turing había sido tratado en forma "atroz".
En 2013, casi 60 años después de su suicidio, el científico recibió el perdón real de la Reina Isabel II.
Los expertos en Turing esperan que el manuscrito ahora subastado no permanezca escondido otra vez durante décadas, sino que pueda ser estudiado en busca de pistas para comprender mejor la mente y la personalidad del matemático.
La vida del hombre que tanto aportó con su brillantez y tan poco recibió a cambio sigue generando tanta admiración como interrogantes.