Estados Unidos prohibió la entrada a su territorio a 16 ciudadanos saudíes por su papel en el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, anunció el lunes el secretario de Estado, Mike Pompeo.
El anuncio se produce cuando la administración del presidente Donald Trump enfrenta la presión del Congreso por su respuesta al asesinato ocurrido en el consulado saudí en Estambul en octubre pasado, lo que provocó un escrutinio internacional sin precedentes sobre el historial de derechos humanos del reino.
Khashoggi, un saudí crítico del régimen que residía en Estados Unidos, fue asesinado y desmembrado el 2 de octubre por un comando de 15 agentes saudíes de Riad en el consulado de su país en Estambul, adonde había llegado para hacer trámites administrativos. Su cuerpo nunca fue encontrado.
Después de negar el asesinato, Arabia Saudita habló de "una operación fuera del control" del Estado. El juicio de 11 sospechosos comenzó a principios de año ante el tribunal saudí, y el fiscal general solicitó la pena de muerte contra cinco de ellos.
Pero las sombras persisten, comenzando por el papel del poderoso príncipe heredero Mohamed bin Salmán ("MBS"), considerado "responsable" del asesinato por el Senado estadounidense.