por Layal ABOU RAHAL

Líbano observará una jornada de duelo nacional este viernes después de un doble atentado que causó al menos 41 muertos en un feudo del Hezbolá chiita en el sur de Beirut, reivindicado por el grupo yihadista sunita Estado Islámico (EI).

Las dos organizaciones se hacen la guerra en la vecina Siria, desgarrada por un conflicto cada vez más complejo que se ha cobrado más de 250.000 muertos desde 2011..

El ataque del jueves en la periferia sur de la capital libanesa, que dejado también cerca de 200 heridos, es el más sangriento contra un bastión del movimiento chiita desde que en 2013 inició su apoyo militar en Siria al régimen de Bashar al Asad, y uno de los más mortíferos en Líbano desde el final de la guerra civil.

Según un último balance provisional de la Cruz Roja libanesa, el atentado causó 41 muertos y 181 heridos. El ministro de Salud Wael Abu Faur mencionó, por su parte, más de 200 heridos, muchos de ellos en estado crítico.

A última hora de la tarde, dos hombres a pie hicieron estallar sucesivamente sus cinturones explosivos delante de un centro comercial del barrio Burj al Barajne. El ejército dijo haber encontrado muerto a un tercer "terrorista" que no pudo detonar su bomba. 

Un fotógrafo de la AFP vio cuerpos ensangrentados en medio de tiendas y coches destruidos. Varios socorristas y civiles trasladaban a las víctimas que seguían vivas. 

"Tenemos a decenas de heridos y siguen llegando más", indicó un médico del hospital Bahman, en Haret Hreil, un barrio chiita vecino.   

El grupo yihadista Estado Islámico (EI) reivindicó el atentado en un comunicado difundido por internet que mencionó dos ataques y un solo kamikaze.

"Soldados del califato lograron hacer estallar una motocicleta-bomba estacionada contra un grupo de 'rafidas'", término peyorativo para designar a los chiitas, y "cuando apóstatas corrieron al lugar, uno de los caballeros del martirio detonó su cinturón explosivo en medio del grupo", indicó EI.

La reivindicación no pudo ser autentificada pero el texto corresponde al formato habitual de las reivindicaciones del grupo extremista, que no mencionó el conflicto de Siria en su comunicado.

'El fin del mundo' 

"Acababa de llegar a la calle cuando se produjo la explosión. Yo mismo transporté a tres mujeres y uno de mis amigos muertos" en los ataques, dijo Zein al Abdin Jadam a una televisión local. 

"Cuando la segunda explosión tuvo lugar, creí que era el fin del mundo", contó otro testigo, que no quiso dar su nombre. 

El primer ministro libanés, Tamam Salam, anunció un día de luto nacional el viernes, tras el atentado. 

En el extranjero, el presidente francés François Hollande expresó su "espanto" e "indignación" por lo que calificó como un "acto abyecto".

La Casa Blanca condenó los dos ataques "terroristas horribles" y el secretario general  de la ONU, Ban Ki-moon, instó a los libaneses a "seguir trabajando para preservar la seguridad y estabilidad" del país.

Entre julio de 2013 y febrero de 2014, hubo nueve atentados contra feudos del Hezbolá o en regiones fieles al movimiento, la mayoría de ellos reivindicados por grupos yihadistas que actuaban en represalia por la decisión del Hezbolá de mandar a miles de combatientes en apoyo de Asad.

Hace menos de un mes, el líder del Hezbolá, Hasan Nasralá, volvió a defender su implicación en Siria, que calificó de "batalla esencial y decisiva". 

"Sin la perseverancia en el terreno frente a Daesh y sus aliados, ¿qué sería hoy de la región en Irak, en Siria y en Líbano", declaró, empleando el acrónimo en árabe de EI, que ocupa la mitad del territorio sirio.

El líder del movimiento chiita reconoció que el combate en Siria "puede ser largo", pero recalcó que es necesario para "proteger" la región. 

Según el último balance de la oenegé Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), 971 miembros del Hezbolá murieron en Siria. 

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