La posibilidad de renunciar a la ciudadanía cubana, un tema que se discute en ese país y que será revisado por la Asamblea Nacional del país esta semana, ha desatado una serie de especulaciones respecto a los alcances que tendrá esta iniciativa que provoca una doble nacionalidad, sobre la que se conocen pocos detalles.
Uno de los que circula es que, de aprobarse la propuesta -como se espera que ocurra- el presidente tendrá la facultad de quitar la nacionalidad a una persona que, desde el extranjero, realice "actos contrarios a los intereses de la República”.
En enero de este año, Nicaragua aprobó una reforma constitucional en la misma línea, que permite al Ejecutivo quitar la nacionalidad a los que considere "traidores a la patria”.
Estos escenarios hacen que la posesión de una doble nacionalidad se convierta en una solución ideal. Sin embargo, no siempre se trata de un trámite sencillo e incluso algunos países lo prohíben.
Si bien existen convenios entre Estados que pueden facilitar el procedimiento, esto no es lo usual.
Pero, aparte de ser un gran alivio cuando el país propio busca crear subterfugios para quitar la nacionalidad, ¿para qué sirve tener doble pasaporte?
"La ventaja tradicional es que puedes vivir en los dos países implicados”, dice a DW el abogado Sergio Sánchez Rodríguez, académico de la Universidad Andrés Bello de Chile.
"Esta ventaja es más importante aún en esta época de globalización acelerada, la movilidad de las personas como nunca antes en la historia y además por los flujos migratorios derivados de problemas sociales, políticos y bélicos”, dijo.
Sánchez pone otro ejemplo: la posibilidad de huir en caso de conflicto bélico. Y más: "El acceso a ayuda fiscal y también la posibilidad de oponerse a la deportación”.
"Puedes ejercer derechos que son privativos de los nacionales, como el derecho al sufragio. Por otra parte, tener pasaportes de dos países puede ampliar las posibilidades de viaje y movilidad internacional”, acota Simón Gómez Guaimara, abogado venezolano y profesor de Derecho Internacional Público.
¿Cuál manda en una doble nacionalidad?
¿Y qué pasa cuando una persona posee dos nacionalidades? ¿Manda una de ellas sobre la otra?
"No existe una superposición, estos derechos de ciudadanía en general se ejercen por igual y sin distinción de una nacionalidad sobre la otra”, explica Gómez a DW.
Y en el caso de que un portador de dos pasaportes se vea en problemas en un tercer país, "se ha establecido una regla que es que el Estado llamado a proteger a la persona es aquel donde esta persona tiene un vínculo estrecho, es decir dónde está su residencia habitual, sus intereses familiares, profesionales y patrimoniales”.
En este escenario, apunta Sánchez, también "hay un criterio que ha ido avanzando cuando se dan algunas situaciones que se refieren a la primacía de la legislación que esté más acorde con tratados internacionales, con el derecho supranacional, pero ese es un terreno que está recién en pleno desarrollo”.
Cuba, al igual que países como Arabia Saudita, Japón, India, Malasia o Estonia, no permite tener doble nacionalidad. ¿Podrá cambiar eso, y por qué?
"Ese es un asunto del dominio exclusivo de cada Estado, es decir, el derecho internacional no se inmiscuye. Las razones entonces no son jurídicas, sino más bien históricas, culturales y políticas”, explica Gómez.
Sánchez, por su parte, enumera también algunas desventajas que conlleva la doble nacionalidad. "La más comúnmente citada y conocida por todos es aquella que se refiere a las obligaciones fiscales", dijo.
"Aunque depende de cada caso, generalmente se ha optado por el criterio de tributar donde se reside, pero este fenómeno se torna más problemático en la medida que hay más movilidad de las personas debido al desarrollo de la economía virtual”, agregó.
También menciona los derechos electorales, que pueden perderse en una de las dos nacionalidades. Y ya en el campo de la política ficción, Sánchez se pregunta qué ocurriría si las dos nacionalidades de una persona entraran en un conflicto armado.
"Es raro, pero no imposible. En ese caso, a mi juicio debiese primar el irrestricto derecho a la elección personal, aunque los más cínicos dirán que la elección estará determinada por quién tiene mejores posibilidades de salir airoso de acuerdo a su poder bélico en la contienda”, finaliza el experto.