En la enorme excavación realizada en Yavne se descubrió recientemente un espectacular anillo de oro con una piedra púrpura –un cristal de amatista– incrustada en una excavación a 150 metros de una gran bodega de la época bizantina y podría remontarse a la época romana, según informó la Autoridad de Antigüedades de Israel.
Un examen del anillo, que pesa 5,11 gramos, realizado por Yotam Asher demostró que la piedra está compuesta en su mayor parte por sílice, un material del que están compuestas muchas piedras preciosas.
Edad desconocida
Los investigadores aún están confirmando la edad exacta del anillo. La datación de los metales y las gemas de la antigüedad depende de la capa en la que se encuentran: al ser inorgánicos, no se pueden datar con carbono, por ejemplo, según reportó Haaretz.
No obstante, se encontró en un relleno fechado a finales del periodo bizantino, en el siglo XV, y principios del periodo islámico temprano, en el siglo VII de nuestra era. Los expertos creen que este anillo en concreto podría ser incluso mucho más antiguo, ya que se remonta a la época romana, y se transmitió de generación en generación.
Los anillos de oro con incrustaciones de piedra amatista son conocidos en el mundo romano, y es posible, según Israel Today, que el hallazgo del anillo pertenezca a las élites que vivían en la ciudad ya en el siglo III de nuestra era.
"La persona que poseía el anillo era adinerada, y el uso de la joya indicaba su estatus y riqueza. Estos anillos los podían llevar tanto hombres como mujeres", aseguró Amir Golani, experto en joyería antigua de la Autoridad de Antigüedades de Israel, quien examinó el hallazgo.
"Prevención del efecto secundario de la bebida, la resaca"
Golani añade que la "piedra semipreciosa, llamada amatista, estaba colocada en el anillo. La amatista se menciona en la Biblia como una de las 12 piedras preciosas que llevaba el sumo sacerdote del Templo en su pectoral ceremonial. Se han atribuido muchas virtudes a esta gema, incluida la prevención del efecto secundario de la bebida, la resaca".
"¿Quería la persona que llevaba el anillo evitar la intoxicación por haber bebido mucho vino? Probablemente nunca lo sabremos", afirma, por su parte, el Elie Haddad, director de la excavación por parte de la Autoridad de Antigüedades de Israel, según informa Israel Today.
"El anillo se encontró a solo 150 metros de los restos de un largo almacén, que se utilizaba para guardar jarras de vino (ánforas). Es posible que el espléndido anillo perteneciera al propietario del almacén, a un capataz, o simplemente a un visitante con mala suerte, que dejó caer y perdió su precioso anillo, hasta que finalmente fue descubierto por nosotros", agregó.