AFP
El presidente de México Enrique Peña Nieto y Raúl Castro se reunieron el viernes en Mérida (este), la ciudad mexicana en la que desembarcaron los Castro en la década de 1950 para fraguar la revolución.
En un encuentro que se alargó más de lo previsto, los presidentes renovaron lazos de unión entre los dos países, que se habían visto lastimados durante los gobiernos del derechista Partido Acción Nacional (PAN), que en 2000 sacó al Partido Revolucionario Institucional de la presidencia que había ejercido por más de 70 años, y gobernó hasta 2012, cuando el PRI regresó al poder con Peña Nieto.
En este contexto, ambos gobiernos firmaron cinco acuerdos relacionados al desarrollo turístico, intercambio educativo y diplomático, migración y agricultura.
"En el tema económico hay una expectativa muy amplia y sobre todo enfocada al desarrollo de la economía cubana para los próximos años", dijo a la AFP Arlene Ramírez Uresti, académica del privado instituto Tecnológico de Monterrey.
Hasta ahora ambos países mantienen un magro intercambio económico de apenas 350 millones de dólares y casi nulas inversiones.
Desde su llegada al poder en 2006, Raúl Castro impulsó medidas tendientes a abrir la cerrada economía de su país: autorizó la telefonía celular, amplió el sector privado, impulsó la compra venta de casas y autos entre particulares, entre otras medidas.
Cambio y apertura
Castro reiteró en Mérida que en 2018 dejará el poder. Con esa afirmación, "da la impresión de que tiene intención de que para entonces habrá completado su programa económico de manera sustancial", dijo de su lado a la AFP Rodrigo Salazar, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
Durante el encuentro en Mérida, Peña Nieto pidió al empresariado mirar hacia Cuba y manifestó el deseo de ser un aliado de la isla "en este momento de cambio y apertura".
Castro, de su lado, se mostró complacido por el interés que empresas mexicanas han mostrado en su país, especialmente en el nuevo megaproyecto del puerto de Mariel, 45 km al oeste de La Habana, donde la compañía cárnica mexicana Richmeat fue la primera en invertir.
Sin embargo, Castro "tiene que convencer a los inversionistas de que Cuba se está convirtiendo en un país atractivo", señaló Salazar.
La visita tuvo lugar tras el deshielo de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos y en momentos en que Venezuela, el mayor socio comercial de la isla, enfrenta una difícil situación económica.
México es el décimo socio comercial de Cuba, mientras que la isla ocupa el lugar 59 para el comercio mexicano.
Oleada migratoria
Durante la reunión, México y Cuba firmaron un acuerdo de migración que tiene como objeto combatir el tráfico de personas.
Una oleada de miles de migrantes cubanos ha llegado a México en 2015 como parte de su ruta para llegar a Estados Unidos.
Los cubanos temen que con la normalización de la relaciones entre Cuba y Estados Unidos, el gobierno estadounidense cambie su política migratoria de "pie seco, pie mojado" que les permite entrar legalmente al país una vez que tocan tierra estadounidense.
La firma de este acuerdo "es un buen paso" pero aún falta una reglamentación y simplificación de la documentación para que los cubanos puedan obtener una visa de tránsito, opinó Ramírez Uresti, que explicó esa es la intención de ambos gobiernos.
"Hermandad indestructible"
El reencuentro de los dos presidentes, que empezaron a componer su relación en 2013 con la firma de ocho acuerdos, se dio en un ambiente de cordialidad, añoranzas históricas y amplias expresiones de reconocimiento.
Raúl Castro definió la relación como de "hermandad indestructible" y recordó los años en que llegó con su hermano Fidel a México para luego zarpar hacía su país para hacer la revolución cubana.
En la comida en una quinta de Mérida, en la que el mandatario cubano tuvo un emotivo encuentro con su hermana Ema, que vive en México, el presidente Peña Nieto remembró y elogió las hazañas de la revolución.
Peña Nieto "está resucitando una retórica de las décadas del priísmo hegemónico que convencía a mucha gente de que el gobierno mexicano está con las causas buenas", dijo Salazar.
Con esto, el presidente mexicano, que regresó el poder al PRI, "complace a un buen sector de la izquierda y de su propio partido", concluyó Salazar.
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