La vacuna experimental rusa contra el COVID-19 "es segura e induce una respuesta inmune", de acuerdo a los primeros resultados publicados en la revista médica The Lancet.
La llamada Sputnik V dio resultados positivos tras primer ensayo en humanos, lo que genera esperanzas con respecto al futuro.
Eso sí, las pruebas realizadas a 76 adultos menores de 60 años —en su mayoría hombres jóvenes— aún no son suficientes para afirmar que su contenido será eficaz para proteger a la población del coronavirus.
La vacuna se basa en dos adenovirus del resfriado humano. Estos se modifican genéticamente para introducir instrucciones que hagan que las células del sujeto vacunado fabriquen solamente una parte del COVID-19. Con esto, el cuerpo humano podría entrenar sus defensas de las proteínas ajenas e inofensivas (en un comienzo).
La táctica ya ha sido empleada en la vacuna experimental de Johnson & Johnson (estadounidense) y Cansino Biologics (china).
¿Qué diferencia a la vacuna rusa?
El enfoque ruso, a diferencia de sus pares, inocula un tipo de adenovirus. 21 días después, se inyecta una dosis de refuerzo de un adenovirus diferente. Así, se intenta estimular todavía más la respuesta inmune y, a la vez, evita que las defensas impidan la acción del medicamento haciendo que estas no reconozcan al invasor por segunda vez.
Los dos procesos generan una respuesta inmune similar a lo analizado en sujetos que superaron el COVID-19. Hasta ahora, los únicos efectos secundarios han sido la fiebre y el dolor de cabeza, pero nada grave.
Eso sí, para confirmar su seguridad y eficacia se requiere de los resultados del ensayo que se encuentra en marcha con 40 mil voluntarios, de edades y grupos de riesgo distintos.
*La fotografía principal es referencial