Durante décadas, Cuba ha sido territorio vedado para los estadounidenses. Lo que muchos no saben es que se puede pisar suelo cubano sin salir de Estados Unidos.

Por increíble que parezca, desde hace 60 años un pequeño parque pertenece a la isla que hasta hace nada era enemiga de su vecino del norte.

A tan sólo unas cuadras del bullicioso centro de la ciudad de Ybor City, en Tampa (Florida), se encuentra el "Parque Amigos de José Martí", dedicado al político e intelectual cubano, considerado el "apóstol de la libertad" de Cuba.

Son apenas 500 metros cuadrados rodeados por un muro bajo y una cerca metálica que deja ver sin dificultad su interior: una estrecha parcela en la que se erige una estatua del prócer que recibe a los visitantes con el brazo en alto, flanqueado por la bandera de Cuba.

Al fondo un modesto mural con el mapa de la isla y sus provincias coloreadas en tonos apagados, y una placa con las palabras de Martí: "En el mundo, si se le lleva con dignidad, hay aún poesía para mucho".

Fue en Ybor City, uno de los núcleos donde se establecieron los fabricantes de habanos a finales del siglo XIX, donde Martí buscó en sus numerosos viajes el apoyo de los trabajadores de origen cubano – y fondos – a favor de la independencia de España.

No es de extrañar que se recuerde al líder independentista cubano en Ybor City, pero ¿cómo acabó este lugar siendo territorio cubano?

Casa de huéspedes

El parque, situado en la esquina de la Avenida 8 y la calle 13 de Ybor City, ocupa el terreno donde estuvo la casa de huéspedes que regentaba el matrimonio de origen cubano Ruperto y Paulina Pedroso, simpatizantes a la causa de Martí, y donde se alojó en varias de sus visitas a la ciudad entre 1891 y 1895.

La parcela, valorada actualmente en poco más de US$43.000, según los registros, permanece como un ente mantenido por el departamento de Parques de Tampa pero al cuidado de la comunidad cubanoamericana de la ciudad.

El parque, situado en la esquina de la Avenida 8 y la calle 13 de Ybor City, ocupa la parcela donde estuvo la casa de huéspedes que regentaban Ruperto y Paulina Pedroso, simpatizantes a la causa de Martí, y donde se alojó en varias de sus visitas a la ciudad.

Después de haber tenido varios dueños, la propiedad se fue deteriorando y casi quedó en el olvido hasta que en 1952 el historiador local Tony Pizzo, miembro del Club Rotario de Ybor City, constató que se trataba del histórico lugar y pensó en convertirlo en un museo.

Acto de "patriotismo"

Cuando Pizzo le contó su hallazgo a su amigo el coronel cubano Manuel Quevedo – propietario de la línea aérea Aerovias Q – le instó a comprar el terreno para preservar la memoria de Martí.

La compra se hizo a nombre de Quevedo y su esposa Mercedes por una cantidad desconocida y lo donaron en 1956 al Estado Cubano "para su conservación y custodia como homenaje de agradecimiento y recuerdo eterno a nuestro apóstol de la República de Cuba".

Martí organizó en la ciudad tabaquera de Ybor City el "Partido Revolucionario Cubano" y una red de colaboradores, sobre todo tabaqueros procedentes de Cuba, comprometidos con conseguir hombres, armas y dinero a su causa.

La donación fue considerada por Cuba como un "acto de patriotismo" y el entonces presidente Fulgencio Batista se comprometió a dar US$25.000 de la época para conservar la vivienda.

Sin embargo, el dinero se demoró en llegar, y la casa - que ya estaba carcomida por las termitas-, sufrió un incendio antes de que pudiera ser reparada.

Fue entonces cuando el proyecto se transformó en el parque que, después de cinco años de recaudar fondos, fue inaugurado en febrero de 1960.

Manuel Quevedo y su esposa Mercedes Carrillo compraron la propiedad donde estuvo la casa de los Pedroso para donarla al gobierno Cubano y protegiera el lugar donde se hospedó José Martí.

Cuba "libre"

Desde el punto de vista histórico, "es un pequeño pedazo de propiedad, pero es una situación muy interesante", señaló a BBC Mundo Rodney Kite-Powell, conservador del Centro de Historia de la Bahía de Tampa.

En los años 60 fue escenario de disputas entre los opositores a Castro y los adversarios del embargo que EE.UU. impuso a la isla y llegaron a poner cadenas a la puerta para impedir que entrara el bando contrario. El brazo de la estatua de Martí también ha sido roto varias veces.

"Mucha gente no es consciente de que si das un paso adentro tienes un pie en Cuba y si das un paso atrás tienes un pie en Estados Unidos", dice Liz McCoy, conservadora de la Sociedad del Munseo de Ybor City.

"Ciertamente es simbólico que los dos lados que Castro dividió vean a Martí como el símbolo de la libertad de Cuba. Es interesante que una persona pueda ser vista del mismo modo por personas que son totalmente diferentes desde el punto de vista político, económico, etc.", agregó Kite-Powell.

Pese a más de medio siglo de enfrentamiento, la propiedad de este parque ha sido un asunto que se ha mantenido con perfil bajo y aparentemente quedó fuera del radar de ambos gobiernos, que el año pasado reanudaron sus relaciones.

Ni el Departamento de Estado, ni la embajada de Cuba en Washington respondieron a las peticiones de BBC Mundo sobre información de la situación del parque.

"Es algo muy simbólico para aquellos que vinieron de Cuba saber que después de que los comunistas tomaran el poder hay todavía un pedazo de libertad", dijo a BBC Mundo Warren Weathers, subdirector del registro de propiedad del condado de Hillsborough, al que pertenece Ybor City.

Una delegación de funcionarios cubanos, encabezada por Jesus Perz, secretario de la entonces sección de intereses de Cuba en Washington visitó el lugar en 2013, según recoge The Tampa Tribune.

Entre las visitas ilustres el pasado octubre, el historiador de la ciudad de La Habana, Eusebio Leal, depositó una corona de flores a los pies de la estatua del procer y aseguró que "Martí vive en el corazón de los cubanos y en la realidad unitaria de Cuba".

"Tierra mía también"

Liz McCoy, conservadora de la Sociedad del Museo de Ybor City, destaca la peculiaridad de lugar.

"Mucha gente no es consciente de que si das un paso adentro tienes un pie en Cuba y si das un paso atrás tienes un pie en Estados Unidos", dijo a BBC Mundo.

Y señala que muchos turistas pasan por alto que al haber tierra de las distintas provincias "cuando caminas el parque completo es como si hubieras estado en toda Cuba".

La parcela, valorada actualmente en poco más de US$ 43.000, según los registros, permanece como un ente mantenido por el departamento de Parques de Tampa pero al cuidado de la comunidad cubanoamericana de la ciudad.

Para la cubana Anicia Reyes, que lleva 30 años viviendo en Estados Unidos, y viajó de Miami a Tampa para hacer turismo, fue toda una sorpresa enterarse de que el suelo que pisa es el de su tierra natal.

"¿De veras? Me voy a llevar un poquito de tierra en la mano antes de salir. Estoy feliz porque esto es tierra mía también".

 

 

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