AFP
Equipos de remoción de escombros, escoltados por docenas de policías, comenzaron a demoler el martes las chabolas y tiendas de campaña del campamento de Calais, en el norte de Francia, tras la evacuación de más de 4.000 migrantes en dos días.
Los equipos utilizaban sierras eléctricas para destruir los refugios hechos de madera y maquinaria pesada para remover los escombros de este campamento en el norte de Francia donde hasta el domingo se hacinaban en condiciones infrahumanas entre 6.000 a 8.000 migrantes que ansiaban cruzar a Reino Unido.
Antes del inicio de la demolición, voluntarios y funcionarios pasaron por cada uno de los refugios para asegurarse que estaban vacíos.
En total en dos días han sido desalojadas 4.014 personas. Los migrantes, la mayoría afganos, sudaneses y eritreos, que abandonaron sus países huyendo de conflictos y de la extrema pobreza, fueron trasladados en autobuses a centros de acogida repartidos en todo el territorio francés.
Asimismo, 800 menores fueron "orientados a un centro de acogida temporal", ubicado en el campamento, a la espera de determinar su situación.
Unos 1.300 menores no acompañados viven en este campamento, en condiciones extremas, de los cuales 500 aseguran tener parientes en Reino Unido.
Cerca de 200 menores de este asentamiento, conocido como la "Jungla" de Calais, han sido acogidos en Reino Unido desde principios de octubre, entre los cuales 60 niñas que corrían riesgo de "explotación sexual", indicó la ministra de Interior británica, Amber Rudd.
Tras el desalojo, el precario campamento parecía una ciudad fantasma. Aunque el apresurado desalojo era patente en los objetos dejados por sus dueños.
Algunos incendios fueron declarados en el lugar, pero los bomberos, asistidos por la policía antidisturbios lograron controlarlos.
"Jungle, finish", "La 'Jungla' se acabó", dijo sonriente durante el desalojo Hasan, un migrante afgano, mientras empacaba sus pertenencias del refugio improvisado que lo protegía de la lluvia y del frío.
Pero otros migrantes afirmaron que no tienen intención de moverse.
"No me importa lo que me haga la policía francesa, no voy a pedir el asilo aquí. Me pueden detener si quieren, encarcelarme, tirarme a la calle. Sigo queriendo ir al Reino Unido", contó Ali Othman, un sudanés de 18 años.
Acogida polémica
El desmantelamiento del mayor campamento de migrantes de Francia fue anunciado por el presidente socialista François Hollande en septiembre, a seis meses de las elecciones presidenciales en las que la inmigración se ha posicionado como uno de los temas principales.
Algunas localidades francesas donde se han abierto centros de acogida han mostrado su oposición a recibir a migrantes. Los habitantes del pueblo de Chardonnay (este) -conocido en todo el mundo por las uvas del mismo nombre usadas para hacer vino blanco- recibieron el lunes fríamente a una primera docena de migrantes que llegaron de Calais.
Para el alcalde de la localidad, Paul Perre, es totalmente desproporcionado que un pueblo con 200 habitantes, como Chardonnay, reciba a 50 migrantes, el número previsto por las autoridades. "Si hubiésemos recibido a dos o tres familias habría sido percibido de otra forma", estimó.
Sin embargo, en otros pueblos, los habitantes se reunieron para dar la bienvenida a estas personas. En París, unos 200 manifestantes pro-migrantes se congregaron frente a oficinas del ministerio del Interior bajo el eslogan "¡París, Calais, solidaridad!" y 250 en la ciudad de Nantes (oeste), según la policía.
"Un país como Francia, con 67 millones de habitantes, puede perfectamente recibir a personas en peligro (...) de forma digna y sin polémicas excesivas", declaró el lunes el ministro de Relaciones Exteriores, Jean-Marc Ayrault.
Situado en un terreno baldío cerca del puerto de Calais, este asentamiento informal de cuatro kilómetros cuadrados, se ha convertido en el símbolo de la incapacidad de Europa para resolver la peor crisis de migración desde la Segunda Guerra Mundial.
Más de un millón de personas que huyen de la guerra y la pobreza en África y Medio Oriente llegaron a Europa en 2015, sembrando divisiones entre los 28 países de la Unión Europea (UE) y alimentando el ascenso de los partidos de extrema derecha.
Aquellos que sueñan con llegar a Reino Unido, donde piensan tener mejores posibilidades de encontrar un trabajado que en Francia, han convergido a la ciudad portuaria de Calais, el punto más cercano a las costas inglesas, durante más de una década.