"Sería un giro al pasado. No quiero imaginarme la enorme decepción nacional. Vendría un sentimiento de impotencia, de calamidad, de pesimismo que afectaría el desarrollo de nuestra nación. Pasado el ejercicio electoral, nos sentiríamos presos del pasado", dijo De la Calle.
El presidente Juan Manuel Santos ha señalado que un eventual triunfo del "no" significaría el fracaso del proceso de paz con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), pues el resultado del plebiscito es vinculante. De la Calle coincidió con Santos y afirmó que quienes creen que votando por el "no" obligarían a la reapertura de las negociaciones están cometiendo un error.
"No hay espacio para reabrir las negociaciones (...) Creo que en el plebiscito debemos ya tomar una decisión. Pensar que se pueden renegociar algunos puntos sería un tremendo error", insistió. El jefe del equipo negociador hizo la declaración en el palacio de Gobierno en Bogotá antes de partir a La Habana para otro ciclo de conversaciones entre el Gobierno y las FARC, que discuten los últimos puntos del proceso de paz.
El jefe de la delegación del Gobierno dijo que Santos les ha dicho que el diálogo se debe acelerar para firmar el acuerdo de paz lo más pronto posible. Según De la Calle, las partes se dedicarán en los próximos días a seguir discutiendo los puntos que faltan por cerrarse, entre ellos los detalles de la participación en política de los guerrilleros que se desmovilicen y su reincorporación a la sociedad civil.
El representante del Gobierno dijo que para ello se sumarán al equipo negociador en La Habana el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, el alto consejero presidencial para el posconflicto, Rafael Pardo, y el director de la Agencia para la Reintegración, Joshua Mitrotti.
Asimismo, dijo que la ministra de Relaciones Exteriores, María Ángela Holguín, que es negociadora desde hace varios meses, tendrá una presencia más permanente en los diálogos.
Si mayoría vota por el “no”, FARC no entregarán las armas
El Gobierno y las FARC negocian desde noviembre de 2012 en Cuba, donde han llegado a acuerdos sobre desarrollo agrario, la participación en política de los guerrilleros desmovilizados, el combate a las drogas, la atención a las víctimas del conflicto y un sistema de justicia transicional, entre otros puntos. Las partes firmaron el pasado 23 de junio un acuerdo trascendental mediante el cual se comprometieron a acabar con el conflicto armado, que empezó en 1964.
Ese acuerdo implica el alto el fuego definitivo, la concentración de los cerca de 8.000 miembros de las FARC en 31 zonas específicas y el abandono de las armas, todo ello para un mecanismo de verificación dirigido por las Naciones Unidas.
Tras la firma del acuerdo final, cuya fecha aún no se conoce, los colombianos serán convocados a un plebiscito para refrendar o rechazar el texto del convenio, muy probablemente antes de que termine este año. La coalición gobernante de centro-derecha pide a los colombianos que respalden los acuerdos, con el apoyo de la oposición de izquierda y movimientos independientes, mientras que el partido de derecha radical Centro Democrático, que dirige el ex presidente Álvaro Uribe, hace campaña para votar por el "no".
Las FARC han advertido que la concentración de sus miembros en los campamentos especiales y la deposición de sus armas dependerán del resultado del plebiscito