AFP

Cientos de personas rindieron homenaje este viernes a los nueve afroamericanos muertos en un tiroteo perpetrado hace dos días por un joven blanco en una emblemática iglesia de Charleston, sureste de Estados Unidos, horas después de la primera comparecencia ante un tribunal del acusado.

La ceremonia, organizada por las autoridades de esta apacible ciudad del Estado de Carolina del Sur, reunió a negros y blancos en un estadio cerrado. Medio centenar de familiares de las víctimas estuvieron presentes.

Los asistentes entonaron "We Shall Overcome" (Venceremos), una canción emblemática de las marchas por los derechos cívicos de los afroamericanos en Estados Unidos.

Por la tarde, el presunto asesino, de 21 años, compareció a través de una conexión video desde la cárcel a una audiencia puramente rutinaria. 

Con la mirada fija y vestido con el clásico de uniforme carcelario blanco y negro a rayas, Dylann Roof fue acusado formalmente de nueve cargos de asesinato y se ordenó su detención sin fianza.

Varios familiares de las víctimas se encontraban en la sala. Algunos, con la voz quebrada, expresaron su tristeza pero dijeron también "perdonar" a Roof.

"Me has hecho daño, has hecho daño a mucha gente, pero te perdono, te perdono", declaró la hija de Ethel Lance, de 70 años.

El joven, impasible y flanqueado por dos guardias fuertemente armados, fue acusado por el asesinato de nueve personas y por "posesión de armas de fuego en el marco de un crimen violento".

"Acto de terrorismo doméstico" 

El departamento de Justicia, que había anunciado la apertura de una investigación para determinar si se trató de un crimen de odio, examinará también si se trató de un "acto de terrorismo doméstico".

Por su parte, en una declaración escrita, la familia del acusado dijo estar "abatida" y expresó sus condolencias a las familias de las víctimas. "Es imposible expresar nuestro estado de shock, tristeza e incredulidad sobre lo que ocurrido".

Arrestado el jueves, Dylan Roof es acusado del peor ataque racista en Estados Unidos en décadas. El acusado disparó indiscriminadamente contra un grupo de personas que participaban en una sesión de estudio de la biblia en la Iglesia Episcopal Metodista Africana Emanuel, la iglesia más antigua de la comunidad negra y lugar emblemático de los derechos cívicos.

Roof asistió durante una hora a la sesión de estudio bíblico, luego se levantó con el arma en la mano y abrió fuego. De acuerdo con su orden de arresto, el joven hizo "un alegato racista" durante el ataque.

Sylvia Johnson, pariente de una de las víctimas, dijo a CNN que una sobreviviente le contó que una de las víctimas intentó razonar con él para evitar más muertes, pero "él dijo 'no, ustedes han violado a nuestras mujeres y están tomando el control del país. Debo hacer lo que hay que hacer'".

El joven declaró a la policía que quería "desatar una guerra racial", según una fuente policial anónima citada por CNN.

Todas las víctimas eran afroamericanas.

"Crimen racista" 

La gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, dijo que Roof debía ser condenado a muerte si era declarado culpable. La pena capital es legal en este estado.

"Es un crimen absolutamente racista", dijo Haley a la cadena NBC.

"Queremos incondicionalmente la pena capital. Es el peor crimen racista que he visto y que el país ha visto en mucho tiempo", agregó.

Roof fue arrestado durante un control de rutas en Carolina del Norte y llevado de vuelta a la vecina Carolina del Sur.

Descripciones contradictorias del acusado han comenzado a surgir.

El joven es descrito por algunos como alguien tranquilo, amable y solitario, pero por otros como un supremacista blanco que apoya la segregación y que había planeado matar a afroamericanos desde hace un tiempo.

En una foto en su perfil en Facebook, Dylann Roof aparece con una chaqueta negra en la que se puede ver la bandera sudafricana del tiempo del apartheid y otra del exrégimen segregacionista de Rodesia, hoy Zimbabue.

Ya había sido arrestado hace unos meses por tenencia de drogas y entrada ilegal en un centro comercial.

Ante una asamblea de alcaldes en San Francisco, el presidente Barack Obama acusó al Congreso de no haber adoptado regulaciones más estrictas sobre armas de fuego, cuya necesidad reiteró tras la tragedia en Newtown en 2012 (26 muertos, entre ellos 20 niños).

"No sabemos si esto habría evitado Charleston pero habría algunos estadounidenses más con nosotros", concluyó.

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