Rusia vetó una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que autoriza las entregas transfronterizas de ayuda vital al noroeste de Siria, controlado por la oposición.
El cierre de la última ruta desde Turquía pone en riesgo de inanición a más de tres millones de personas.
Anna Foster, corresponsal de la BBC, ha estado siguiendo uno de los últimos convoyes de ayuda de la ONU a los que se les permitió ingresar al país.
Umm Ali hierve con cuidado una olla de agua para preparar la cena para sus siete hijos. Alimenta el fuego con trozos de cartón y basura, lo que sea que pueda encontrar para mantener las llamas encendidas. La comida que prepara es poca y básica, porque en el campamento de Al-Sadaqah, en el campo de Idlib, los suministros son escasos.
"Todos los días los niños van al vertedero a recoger latas de aluminio, bolsas de nailon y hierro. Las venden por una miseria que apenas alcanza para comprar cuatro paquetes de pan, nuestro desayuno", explica.
Umm dice que está agradecida por la ayuda alimentaria que recibe, pero no es suficiente. Ahora esos suministros dejarán de llegar por completo.
La ONU dice que la cantidad de sirios que necesitan ayuda humanitaria ahora es mayor que en cualquier otro momento de los 11 años que ha durado la guerra civil.
La combinación de años de lucha, la pandemia de covid-19 y la guerra en Ucrania ha devastado la economía del país.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU informó que el costo de los alimentos ha aumentado 800% en solo dos años.
La enorme operación transfronteriza, que se creó en 2014, solo existe gracias a un mandato de la ONU que permite llevarla a cabo sin el permiso del presidente sirio Bashar al-Assad, aliado de Rusia.
Estaba previsto que se renovara en una sesión del Consejo de Seguridad en Nueva York la mañana del viernes 7 de julio, pero a medida que avanzaba el día, el tiempo se retrasó persistentemente.
A primera hora de la tarde, los diplomáticos admitieron que tendrían que posponer la votación hasta el día siguiente, que es feriado por la celebración de la festividad musulmana de Eid al-Adha o fiesta del sacrificio.
Al final, hubo dos votaciones. La primera fue sobre un compromiso redactado por Noruega e Irlanda, que preveía extender durante seis meses el paso, y que se renovaría automáticamente por otros seis a menos de que un miembro decidiera terminar el acuerdo. Esa propuesta fue vetada por Rusia.
Luego, Moscú presentó una propuesta alternativa, una extensión de seis meses que requeriría una renovación activa con una votación en enero de 2023. A su vez, esto fue vetado por el Reino Unido, Estados Unidos y Francia.
Consecuencias devastadoras
Las ONG han respondido rápidamente, diciendo que el resultado es devastador.
Tamer Kirolos, director de la respuesta en Siria de Save the Children, ha instado al Consejo de Seguridad a volver a reunirse y revertir su decisión.
"No se equivoquen, el hecho de que el Consejo no vuelva a autorizar este cruce pone en riesgo la vida de cientos de miles de niños, niños que no han conocido nada más que el conflicto y la vida en los campamentos", dijo.
Y Tjada D'Oyen McKenna, directora ejecutiva de Mercy Corps, dijo que la política había superado la ayuda crítica para los sirios vulnerables.
"Hoy, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas le falló a la gente del noroeste de Siria. Millones de personas quedan en el limbo, sin saber cómo recibirán ayuda para salvar vidas a medida que aumentan los precios de los alimentos, continúa el conflicto y el estancamiento económico", dijo.
La ONU administra las transferencias de ayuda al noroeste del país porque se encuentra fuera del control del gobierno sirio, en manos de la alianza yihadista Hayat Tahrir al-Sham y grupos rebeldes respaldados por Turquía.
El régimen sirio solo ha facilitado una pequeña cantidad de lo que se conoce como ayuda "cruzada". Eso significa que cruza las líneas del frente dentro de un país, en lugar de cruzar las fronteras internacionales.
Esto es lo que Rusia ha estado impulsando como una solución futura. Moscú cree que la soberanía del presidente Al Assad tiene prioridad y que el trabajo de proporcionar ayuda debe estar en manos sirias.
Sin embargo, la ayuda alimentaria del PMA que ha llegado a través de Damasco ha alimentado a menos de 50.000 personas. Desde el centro de operaciones en el cruce con Turquía, la ONU y sus socios sostienen a 1,4 millones de personas.