El baile de nombramientos en la Casa Blanca desde que Donald Trump tomó posesión de la presidencia de Estados Unidos sumó este martes un nuevo nombre.

Es el de la joven Hope Hicks, que, a sus 28 años, se convierte en la nueva directora de Comunicación de Trump, una función que venía desempeñando como interina pero que ahora asume plenamente, según informaron diversos medios estadounidenses citando a un portavoz oficial.

Nacida en Greenwich, en el estado de Connecticut, Hicks se convierte así en el reemplazo definitivo de Anthony Scaramucci, destituido el pasado julio después de unas polémicas declaraciones contra otros miembros del equipo presidencial.

Scaramucci duró 10 días en el cargo y no ha sido el único alto cargo de la Casa Blanca que sale tras solo 10 meses de gobierno. El término "definitivo", entonces, quizá sea demasiado aventurado cuando se trata del gabinete Trump.

Estabilidad a un cargo turbulento

Antes de Scaramucci, Sean Spicer renunció al cargo de secretario de prensa también en medio de un gran revuelo.

Hicks tendrá la misión de dar estabilidad a un puesto de alto voltaje.

Es graduada en Inglés por laUniversidad Metpodista del Sur de Dallas, donde despuntó como jugadora de Lacrosse, un deporte muy practicado a nivel escolar en Estados Unidos.

Lo cierto es que su currículum en política no es demasiado amplio, pero desde que entró en contacto con la familia Trump se convirtió en una de sus más fieles y apreciadas colaboradoras.

Ascenso por lealtad

La relación de Hicks con los Trump comenzó cuando la firma de moda de Ivanka Trump, la hija mayor del presidente, empezó a recurrir a los servicios de Hiltzik Strategies, la compañía en la que Hicks trabajaba como relaciones públicas.

Pero Hicks es también modelo y llegó a desfilar con algunos de los diseños de Ivanka Trump.

Ya entonces hizo gala de la cualidad que más parece apreciar en ella el presidente: según miembros de la oficina presidencial citados por el Washington Post, Hicks nunca intenta hacer cambiar de idea a su jefe; se limita a hacer que se cumpla su voluntad.

Así se comportó como responsable de relaciones públicas de la compañía inmobiliaria del actual presidente, a la que se incorporó en octubre de 2014.

Su carrera política comenzó casi simultáneamente a la carrera presidencial de Trump, cuando éste le pidió que se incorporara a su campaña en las primarias republicanas.

Se integró en el equipo que gestiona la cuenta de Twitter de Trump, una de sus herramientas de comunicación que más escándalo suelen causar.

Ella era la responsable de transmitir los mensajes que el futuro presidente quería lanzar al mundo.

Al poco tiempo, intentó regresar al mundo de la moda, pero Trump no quiso perderla y la persuadió para que se mantuviera a bordo en su incipiente aventura política.

Cuando ésta concluyó con éxito y Trump se convirtió sorpresivamente en presidente de Estados Unidos, se apresuró a crear el puesto de directora de Comunicaciones Estratégicas para Hicks.

Para entonces, la antigua modelo ya se había convertido en parte del círculo íntimo de los Trump y, según cuenta el portal Politico, en una de las pocas personas que compartía las cenas del sabbat con Ivanka Trump y su marido, Jared Kushner, ambos judíos practicantes.

Bajo perfil

Hicks fue también del reducido grupo de personas que participaron en la audiencia que el papa Francisco concedió al presidente estadounidense en el mes de mayo.

Desde que se instaló en los aledaños del poder, la nueva directora de Comunicación de la Casa Blanca ha eludido entrevistas y apariciones públicas.

El suyo ha sido un perfil bajo.

Cuando empezó a desempeñar interinamente las funciones de su nuevo cargo, evitó ocupar la oficina a su disposición y prefirió mantenerse en su modesto escritorio junto al Despacho Oval.

Quizá sean detalles como esos lo que de ella seduce a su jefe, Donald Trump, que, en declaraciones a GQ, la describió como "sobresaliente".

El puesto que ahora asume es uno de los de mayor responsabilidad y exigencia en la alta política estadounidense.

Y lo asume en una de las épocas más turbulentas de la historia reciente del país.

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