Mientras el conflicto entre israelíes y palestinos se intensifica, desde gran parte de la comunidad internacional se suceden los llamados a ambas partes a que pongan fin a las hostilidades.
El esfuerzo de mediación más claro hasta este momento lo está haciendo Egipto, que envió una delegación para intentar que las partes alcancen un acuerdo de alto el fuego en Gaza.
Estados Unidos pidió reducir las tensiones, un llamado al que también se sumó Rusia y el secretario general de la ONU, António Guterres, que pidieron "garantizar la seguridad de la población civil" y reiteraron su apoyo al "principio de solución de dos Estados".
Guterres abogó por la reanudación del proceso de paz entre israelíes y palestinos, y se mostró dispuesto a convocar una reunión urgente del Cuarteto de Medio Oriente (Rusia, EEUU, ONU y la Unión Europea), algo que no se ha producido de momento.
Por su parte, el Alto Representante de la Unión Europea para la Política Exterior y la Seguridad Común, Josep Borrell, admitió que la UE no tiene capacidad para resolver la tensión en Medio Oriente.
"Quien tiene en este momento la capacidad de presión sobre Israel solo es EE.UU. Hace mucho tiempo que Europa no la tiene", reconoció.
¿Y qué ha dicho hasta el momento Washington?
Reto inesperado para el principal aliado de Israel
La actual escalada de violencia plantea un desafío inesperado para el presidente Joe Biden, quien ni siquiera ha nominado un embajador de EE.UU. en Israel, ni un cónsul general en Jerusalén para los palestinos.
Además, el secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, no ha dado señales de eventuales caminos de salida para esta crisis, más que los llamados a reducir la violencia.
Blinken, condenó el lanzamiento de cohetes a Israel en una llamada con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, y subrayó "la necesidad de desescalar las tensiones y poner fin a la violencia actual".
No obstante, Abás solo gobierna en Cisjordania, que está separado territorialmente de la Franja de Gaza, bajo control de Hamás.
El subsecretario adjunto estadounidense para asuntos israelíes y palestinos, Hady Amr, está viajando hacia la región para reunirse con líderes de ambas partes.
Washington también ha indicado que mantiene contactos diplomáticos con países de la región como Egipto, Jordania y Qatar.
Estados Unidos ha sido tradicionalmente el principal aliado de Israel.
Con Donald Trump en la Casa Blanca la relación de Washington e Israel se reforzó aún más, con el traslado de la embajada de Tel Aviv a Jerusalén, convirtiendo a Estados Unidos en el primer país del mundo en reconocer a esa ciudad como capital de Israel.
En sus últimos meses de su presidencia, Trump logró que cuatro ricos países árabes normalizaran sus relaciones con Israel.
El apoyo a Israel fue reiterado por Biden, que esta semana habló con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a quien le transmitió su apoyo "sin fisuras al derecho de Israel a defenderse".
Y también fue patente en Naciones Unidas, donde Estados Unidos frenó el miércoles una posible declaración del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el conflicto en una reunión de urgencia a puerta cerrada y bloqueó una nueva sesión del Consejo originalmente programada para este viernes, aunque finalmente acordó trasladarla al domingo.
Esa posición le valió las críticas de China, que a medida que ha escalado la crisis ha asumido la causa palestina en el Consejo de Seguridad, y este viernes acusó a Estados Unidos de "ignorar el sufrimiento" del pueblo palestino.
El papel de Egipto
Egipto, que fue el primer país árabe en firmar la paz con Israel, siempre ha sido una pieza clave para rebajar la tensión entre Israel y el movimiento islamista de Hamás que controla la Franja de Gaza.
Lo fue durante los conflictos anteriores de 2008, 2012 y 2014, y también durante otros picos de violencia más recientes.
Su papel es fundamental porque tiene una interlocución directa con Hamás, considerado un grupo terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea y otros países.
La delegación egipcia llegó a la Franja de Gaza para debatir las condiciones de una tregua con representantes de Hamás, aunque no trascendieron detalles sobre las conversaciones.
¿Y los otros países musulmanes?
La nueva escalada de violencia entre israelíes y palestinos se da en un contexto en el que algunas naciones árabes habían dado pasos importantes para normalizar sus relaciones con Israel.
Lo que está sucediendo ahora en la Franja de Gaza deja en una posición particularmente incómoda a los países árabes que firmaron los Acuerdos de Abraham con Israel: Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Marruecos y Sudán.
Bajo los Acuerdos de Abraham, concluidos en los últimos meses del gobierno de Trump, esos países no solo formalizaron sus relaciones con Israel, sino que también se embarcaron en una cooperación sin precedentes en una amplia gama de sectores, incluida la seguridad y la inteligencia.
Para el corresponsal de seguridad de la BBC, Frank Gardner, la situación actual deja a los gobiernos de las naciones signatarias, en particular a los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, en una posición profundamente incómoda, ya que tras haberle contado a sus poblaciones sobre los beneficios venideros de asociarse con Israel en los campos del comercio, el turismo, la investigación..., ahora se encuentran "retorciéndose metafóricamente mientras las imágenes de televisión 24 horas muestran el bombardeo israelí de Gaza, la amenaza el desalojo de palestinos de sus hogares en Jerusalén Este y el reciente asalto por parte de la policía del recinto sagrado de la mezquita Al Aqsa de esa ciudad".
El gobierno de Bahréin ha sido uno de los varios que emitió declaraciones esta semana reafirmando su apoyo a la causa palestina.
Mientras, en Arabia Saudita, que según Gardner se vio sometida a una fuerte presión de Estados Unidos para subirse al tren de la normalización de su relación con Israel, "están respirando aliviados por haberse resistido, tal vez temiendo que algo exactamente como esto pudiera suceder".
También hay que tener en cuenta que la mayoría de los países del Golfo sienten poca simpatía por Hamás, que a su vez es respaldado por su gran rival regional, Irán.
Teherán, junto con Catar, alineados con las milicias palestinas, son los que tienen unas posiciones más claras, y urgieron al "fin inmediato de la agresión israelí contra la nación palestina".