Que la bandera de cualquier país está cargada de historia y significado no es nuevo. Pero la de Panamá, probablemente, está impregnada de un simbolismo aún más especial.

Eso sí, hablamos de una bandera muy concreta: la que fue destrozada hace 55 en enfrentamientos entre estudiantes panameños y estadounidenses en la conocida como Zona del Canal, gobernada entonces por EE.UU.

Aquellos sucesos históricos, el 9 de enero de 1964, desencadenaron una serie de movilizaciones que se saldaron con más de 20 muertes, por lo que es recordado en el país centroamericano como "Día de los Mártires".

Y aquella jornada, coinciden todos los analistas, fue el gran detonante para que el canal acabara siendo transferido a manos panameñas más de 35 años después.

Pero ¿cómo una bandera desencadenó este giro de 180 grados en la soberanía de Panamá sobre su territorio?

Un país dividido en dos

Para comprender lo que ocurrió el "Día de los Mártires", es necesario entender cuál había sido la realidad del territorio panameño durante décadas.

En 1903, EE.UU. y Colombia (Panamá era entonces un departamento colombiano) firmaron el Tratado Herrán-Hay por el que se cedía el control por 100 años de una franja de 10 km de ancho en el istmo para construir un canal entre el Pacífico y el Atlántico.

Pero en noviembre del mismo año, Panamá lograba su independencia.

El ingeniero francés Philippe Bunau-Varilla, quien ya había participado en el intento fallido de los galos por construir el canal, fue nombrado embajador de Panamá en Washington como agradecimiento a su intermediación para que EE.UU. apoyara la independencia.

Solo unos días después, el francés firmaba con los norteamericanos el Tratado Hay-Bunau Varila, que ampliaba la zona del canal a 16 km de ancho y la cedía a EE.UU. a perpetuidad. Panamá recibiría US$10 millones como compensación.

En la práctica, el país quedó físicamente dividido en dos. Miles de estadounidenses y sus familias vivieron en la zona bajo sus propias leyes y costumbres mientras trabajaban en el canal, inaugurado en 1914.

Los "zoneítas" (de zonians, en inglés) vivían prácticamente aislados y sin tener contacto con la población panameña, que no podía acceder al territorio de la zona sin un permiso especial.

La tensión y el resentimiento de los panameños ante los privilegios de los zoneítas fue aumentando con el paso de los años, hasta que décadas después comenzaron las protestas para recuperar el control de su territorio.

"El que siembra banderas.."

Hay varios hechos que pueden considerarse antecedentes de aquel "Día de los Mártires" de 1964.

Uno es la "Operación Soberanía" de 1958, en la que un grupo de universitarios sorprendió a los policías de la Zona del Canal al ingresar para realizar una "siembra" de 75 banderas panameñas en el lugar de manera pacífica.

"Aquello marcó el nuevo rumbo de las negociaciones canaleras, porque desde ese momento vencimos la agresión psicológica que EE.UU. había marcado sobre Panamá desde 1903", asegura Ricardo Ríos Torres, uno de los líderes de aquella operación estudiantil.

"Nos decían que ese no era territorio de acceso para los panameños. Aquel día, dijimos que ya no teníamos miedo y que queríamos un nuevo tratado que pusiera fin a la perpetuidad de la presencia colonial", recuerda en conversación con BBC Mundo.

Ríos Torres, historiador y escritor que hoy tiene 83 años, también participó en otra movilización posterior: la Marcha Patriótica de 1959, en la que se invitó al pueblo panameño a entrar en la Zona del Canal portando su bandera.

Esta marcha comenzó también siendo pacífica, pero cuando el gobernador de la zona prohibió la entrada de manifestantes se registraron enfrentamientos entre panameños y policías zoneítas y decenas de personas resultaron heridas.

Ambas movilizaciones fueron el germen de una frase que se haría después popular en Panamá: "el que siembra banderas, cosecha soberanía".

El "ultraje" de la bandera panameña

La población panameña no estaba dispuesta a dar marcha atrás en sus reivindicaciones y el gobierno estadounidense no podía hacer oídos sordos a sus protestas.

Así, lentas negociaciones culminaron en un acuerdo en 1962 entre el presidente panameño Roberto Chiari y el estadounidense John F. Kennedy, gracias al cual se acabó fijando que las banderas de ambos países debían ondear en lugares civiles de la Zona del Canal.

Pero cuando llegó el 1 de enero de 1964, fecha en la que debía entrar en vigor la medida, los zoneítas ignoraron el acuerdo y las órdenes del propio gobernador de la Zona del Canal y se negaron a izar la bandera panameña.

Las autoridades de la zona no hicieron nada al respecto y la noticia enfureció a los panameños.

El 9 de enero, decenas de estudiantes del Instituto Nacional de Panamá se dirigieron a la Zona del Canal portando la bandera de su escuela para que fuera izada también en la Escuela Superior de Balboa.

Allí, una multitud formada por estudiantes estadounidenses y sus familias los esperaban. Tras negociar con la policía, se acordó que un grupo de seis estudiantes se acercara al asta para izar la bandera y cantar el himno panameño.

Pero los zoneítas no estaban dispuestos a permitirlo. Rodearon a los estudiantes y comenzaron los forcejeos para impedirlo, en el marco de los cuales la bandera resultó rota en pedazos.

La población panameña consideró que su bandera había sido ultrajada y aquello fue la gota que colmó el vaso.

Tres días de disturbios

Miles de personas acudieron en masa ese mismo día a la Zona del Canal. La policía zoneíta se vio obligada a pedir ayuda al ejército estadounidense, que decidió disparar y utilizar gas lacrimógeno contra los manifestantes.

Los graves disturbios en los límites de Ciudad de Panamá con la zona se prolongaron durante tres días. También se extendieron a otros puntos del país, en los que la colocación simbólica de banderas panameñas se extendió como la pólvora.

Según el gobierno de Panamá, fueron 21 las personas de su país que perdieron la vida en los incidentes, y a quienes se recuerda hoy como "mártires". EE.UU. cifra en cuatro las víctimas mortales entre sus filas. Hubo cientos de heridos.

"Seguiré soportando el dolor porque la lucha que hicimos fue de alma y corazón por ver a mi Panamá libre", dijo al diario La Estrella de Panamá en 2017 Claudio Márquez, panameño herido en aquella jornada y que conserva una bala alojada en su cuerpo.

"Sí, [nosotros] tiramos piedras pero con justificación, porque hoy día mis cuatros hijos, catorce nietos y mi bisnieta pueden caminar por todo el territorio nacional sin ninguna restricción. Lo hice porque amo a mi patria", aseguró.

Ríos Torres, quien en ese momento trabajaba como profesor en Penonomé, al oeste de la provincia de Panamá, lideró la movilización en aquella zona tras conocer lo que estaba ocurriendo en la Zona del Canal.

"Recorrimos toda la provincia de Coclé hasta la base militar estadounidense en Río Hato. La Guardia Nacional panameña avisó a los militares, que abandonaron la base, donde entramos para izar nuestra bandera", recuerda.

"El 9 de enero de 1964 determinó que el pueblo panameño no iba a seguir aceptando una relación con EE.UU. como la que se tenía entonces", agrega.

Hoy, una de las calles principales de la capital panameña que delimitaba la frontera con EE.UU. recuerda con su nombre a los muertos aquel 9 de enero de 1964: la Avenida de los Mártires.

La determinante ruptura de relaciones con EE.UU.

Pero la bandera destrozada aquel 9 de enero aún seguiría teniendo protagonismo en este capítulo de la historia de Panamá.

El presidente Roberto Chiari la recibió de manos de los estudiantes que intentaron izarla sin éxito en la escuela de Balboa, convirtiéndose esta imagen en uno de los símbolos de la crisis.

"Cuando esa bandera que representa la aspiración de los panameños de verla en todo nuestro territorio es entregada al presidente, significa la ruptura de relaciones con EE.UU.", reflexiona Ríos Torres.

En efecto, la dureza de la respuesta con que el ejército estadounidense respondió a las movilizaciones llevó al mandatario a anunciar que Panamá interrumpía las relaciones diplomáticas con Washington hasta que no se firmara un nuevo tratado entre ambos países.

Esta decisión sin precedentes para un país en el que EE.UU. estaba presente es la que logró que, aún hoy, muchos se refieran a Chiari en Panamá como "el presidente de la dignidad".

La presión internacional fue determinante para obligar a Washington a que acabara aceptando entablar negociaciones con Panamá.

Un complicado y largo diálogo culminó en los Tratados Torrijos-Carter de 1977, en los que se disolvía la Zona del Canal y se fijaba la fecha para su traspaso al país centroamericano.

"No había vuelta atrás, Panamá solo aceptaría un nuevo tratado. El presidente Carter lo comprendió y así fue que se logra que EE.UU. firme el acuerdo. La población panameña estaba convencida de que había que eliminar ese enclave colonial y reclamar lo que nos pertenecía", dice el historiador Ríos Torres.

"O entregaban el canal, o sencillamente desaparecía".

Horas antes de despedir el siglo XX llegó el momento: como capítulo final derivado de los sucesos del 9 de enero de 1964, se puso fin oficialmente a la histórica presencia de Estados Unidos en Panamá.

Porque aunque siempre se le llamó Canal de Panamá desde su inauguración, realmente no fue "de Panamá" hasta aquel día: el 31 de diciembre de 1999.

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