La localidad estadounidense de Parkland, en Florida, parece no poder sacudirse el desconcierto y la tristeza que se instalaron allí hace poco más de un año.

En apenas dos días, se conoció la muerte de dos estudiantes más de la escuela Marjory Stoneman Douglas, que el 14 de febrero de 2018 fue escenario de un tiroteo masivo que dejó 17 muertos (14 estudiantes y tres miembros del personal del instituto).

Sydney Aiello, una joven de 19 años sobreviviente del tiroteo, se suicidó el pasado domingo 17 de marzo.

El otro alumno al que nos referimos murió el sábado 23. Las autoridades no revelaron su identidad ni si estuvo presente el día del tiroteo de 2018, pero la policía citó un "aparente suicidio" como causa de su muerte.

"¿Cuántos chicos más tienen que morir por suicidio para que el gobierno/distrito escolar hagan algo? DEP 17+2", escribió en Twitter David Hogg uno de los estudiantes sobrevivientes del tiroteo.

En el caso de Aiello, le habían diagnosticado trastorno de estrés postraumático y, según le dijo su madre a CBS Miami, sufría el síndrome conocido como "la culpa del sobreviviente".

¿De qué se trata, cuáles son sus síntomas y cómo se puede tratar?

Más común de lo que se piensa

Para Litsa Williams, trabajadora social clínica especializada en el duelo y cofundadora del blog What is Your Grief?, lo más importante es saber que el sentimiento de culpa por haber sobrevivido una situación en la que otras personas murieron es muy común.

"Hay gente que sufre el síndrome de culpa del sobreviviente y piensa que es algo único, pero hay que saber que es muy, muy común", le dice Williams a BBC Mundo.

"En un 90% de los casos en los que hay una muerte y alguien sobrevive, la persona que sobrevive siente alguna culpa. Es normal y se puede superar".

El síndrome de culpa del sobreviviente fue inicialmente documentado tras el Holocausto.

Formó parte del Manual de Trastornos Mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, pero fue retirado y ahora se trata como un síntoma del trastorno de estrés postraumático (TEPT), aunque se puede sentir independientemente de un diagnóstico de TEPT.

"El síndrome de culpa del sobreviviente no incrementa por sí solo el riesgo de tener TEPT, pero sí aumenta la severidad de un TEPT ya existente", explica Williams.

"Es importante que la gente sepa que si se les ha diagnosticado TEPT o piensan que lo están sufriendo y también sufren la culpa del sobreviviente, deben buscar ayuda".

Circunstancias en las que aparece

La culpa del sobreviviente es un fenómeno muy complejo, su duración e intensidad varían de persona a persona, así como su origen.

Hay circunstancias en las que nuestra acción -o falta de acción- tiene un efecto directo en la muerte de otra persona. En esos casos, el sentimiento de culpa tiene una base racional.

En otras circunstancias, la culpa no está ligada a lo que una persona hizo o dejó de hacer. En su lugar, la persona se siente culpable por lo que percibe que podía o debía haber hecho, o siente que no merece vivir cuando otras personas han muerto.

Esta es una clase de culpa que desafía la lógica y es difícil de combatir, porque quienes la sienten entran en un círculo de interrogantes para los que no tienen respuesta.

"A veces preferimos culparnos a nosotros mismos o nos obsesionamos con las cosas por las que nos sentimos culpables, para no aceptar que el mundo es un lugar impredecible y caótico, más allá de nuestro control", señala Williams.

El síndrome de culpa se ve comúnmente entre sobrevivientes del Holocausto, veteranos de guerra, receptores de trasplantes de órganos y sobrevivientes de accidentes, actos de violencia o desastres naturales.

Otras situaciones quizá menos evidentes o extendidas pueden ser sobrevivir una enfermedad que es mortal para otros, la muerte de la madre por complicaciones en el parto o la muerte de un hijo o un hermano/a.

Identificar los síntomas

"Nosotros sugerimos que no hay nada malo en tener esa sensación o pensamiento de culpa, lo importante es reconocerlo y saber qué hacer con ello", indica Litsa Williams.

Pero ¿cómo reconocerlo? Si bien los síntomas varían de unos a otros, los expertos apuntan algunas señales:

  • Tener recuerdos recurrentes
  • Sentirse irritable
  • Tener dificultades para dormir
  • Sentirse inmovilizado, anestesiado o desconectado.
  • Estar desmotivado
  • Sentirse inútil o indefenso
  • Tener un intenso sentimiento de miedo
  • Tener síntomas físicos como dolor de cabeza, de estómago y palpitaciones
  • Tener sentimientos suicidas

En el caso de Aiello, su familia reconoció que la joven sufría el síndrome de culpa del sobreviviente, pero, según contó su madre, "no pidió ayuda".

Cómo tratarlo

La necesidad de pedir o buscar ayuda es la lección más importante que se puede obtener de los tristes sucesos de Parkland.

"Si la culpa nos impide vivir la vida que queremos vivir, es importante pensar qué podemos hacer para desbloquearnos", expone Williams.

"Pensar qué es lo que estaba bajo nuestro control y lo que no cuando sucedió el evento traumático. Y buscar ayuda".

Los expertos coinciden en que los primeros pasos para combatir el síndrome de culpa son aceptar lo que sientes, saber que no estás solo y recordar que tu alivio y gratitud por haber sobrevivido pueden coexistir con el duelo por los que murieron.

Y se necesita paciencia.

"Una de las grandes ideas equivocadas sobre el duelo es que creemos que es como un resfriado que va mejorando poco a poco cada día hasta que desaparece, esa no es la trayectoria del duelo o el trauma", sostiene Williams.

La muerte de Sydney Aiello y del otro alumno, así como el aparente suicidio esta semana del padre de una de las víctimas de la masacre de Sandy Hook que ocurrió en 2012 nos demuestran que el avance del tiempo tras un evento traumático no es lineal.

"De hecho, muchas personas se sienten peor cuando pasa el tiempo y ven que los síntomas persisten", apunta la experta.

"Se preguntan 'por qué no estoy mejor' y se culpan a sí mismos, pero lo cierto es que puede ser un proceso largo, con altibajos, con detonantes capaces de desencadenar una crisis inesperadamente.

"Hay esperanza. Hay mucha gente que ha superado traumas tremendos y sentimientos de culpa. Se puede intentar hacer algo con la pérdida, algo que puede ser o muy pequeño o muy global, privado o público, pero que podemos usar para dar sentido a nuestras vidas".

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