Sus pacientes le confiaban la vida.

Pero las autoridades alemanas creen que el enfermero Niels Högel les dio sistemáticamente drogas que les causaron sobredosis fatales.

Pruebas toxicológicas presentadas por la fiscalía alemana el jueves sugieren que Högel mató a al menos 100 pacientes en dos hospitales donde trabajó.

En agosto, los investigadores del caso contaban con evidencias de que Högel había acabado con la vida de al menos 84 pacientes. Este jueves añadieron 16 muertes adicionales.

Los investigadores creen que Högel, quien ya cumple cadena perpetua por dos homicidios, les dio dosis letales de fármacos para el corazón a los pacientes que cuidaba.

En el juicio de 2015, cuando lo sentenciaron a prisión de por vida, el hombre, que ahora tiene 41 años, admitió que a veces actuaba "por aburrimiento".

Dijo también que se sentía eufórico cuando lograba resucitar a un paciente y devastado cuando no lo conseguía, según lo citó la agencia AFP.

La fiscalía informó el jueves que presentará nuevos cargos contra él a principios del año entrante.

Colapso del sistema cardiovascular

Högel es señalado de haber matado entre 1999 y 2005 a 38 pacientes en una clínica de la ciudad de Oldenburg y a 62 más en Delmenhorst, ambos centros en el norte del país.

Quienes investigan el caso dijeron que Högel pudo ser responsable de más muertes, pero las potenciales víctimas fueron cremadas.

De ser hallado culpable de todos los homicidios, se convertiría en uno de los asesinos en serie más prolíficos de la Alemania de la posguerra, señaló la corresponsal de la BBC en Berlín, Jenny Hill.

La indagatoria sobre el caso se amplió cuando el enfermero admitió haber matado a unas 30 personas durante el juicio de 2015, cuando lo sentenciaron por dos homicidios, dos intentos de homicidio y daño a pacientes.

El equipo toxicológico exhumó los cadáveres de 130 pacientes para buscar restos del fármaco que pudo haber colapsado sus sistemas cardiovasculares.

También examinaron los registros en los hospitales donde Högel trabajó.

Los archivos de la clínica de Oldenburg mostraron que las tasas de muertes y resucitaciones habían aumentado cuando Högel estaba de guardia, reportó la revista alemana Der Spiegel.

Aún así, el cuidador recibió una buena referencia y se fue a trabajar a un hospital en la ciudad cercana de Delmenhorst, donde un número inusual de pacientes murió mientras él estaba de turno.

Hasta que uno de sus colegas notó que un paciente previamente estable había desarrollado palpitaciones irregulares.

Högel estaba en la habitación cuando hubo que resucitar al paciente y el otro enfermero que estaba ahí encontró cajas de medicinas vacías en el basurero, señaló Der Spiegel.

Durante el juicio de 2015, Högel dijo que "realmente lo sentía" y que esperaba que las familias encontraran paz.

Dijo que su determinación a llevar a cabo estos crímenes había sido "relativamente espontánea".

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