Oficialmente era una de las organizaciones que más resintió el combate al narcotráfico, y también la que más líderes y sicarios ha perdido en combates con policías y militares.

Pero recientemente, el Cartel del Golfo (CDG) dio una inesperada demostración de fuerza.

Durante dos días, el pasado fin de semana, la organización convirtió Reynosa, Tamaulipas, en una virtual zona de guerra.

Fue la respuesta a la operación especial de la Secretaría de Marina (Semar) donde murió Julián Manuel Loisa Salinas, conocido como "El Comandante Toro", jefe regional del CDG.

Decenas de comercios, automóviles, autobuses y camiones de carga fueron incendiados. La Secretaría de Seguridad del estado reconoció que hubo 32 bloqueos en distintas zonas de la ciudad.

Los combates se extendieron en algunos barrios de la población fronteriza con Estados Unidos.

El gobierno municipal recomendó a los ciudadanos no salir a las calles, pues los enfrentamientos armados se extendieron a varias colonias.

Días después, infantes de Marina, soldados y policías militares mantenían puestos de revisión de autos en las principales avenidas y accesos de carretera.

Pero más allá de la violencia, lo que alerta a especialistas y autoridades es la capacidad de respuesta que demostró la organización.

La realidad

En la última década, el CDG ha sido uno de los más atacados por las autoridades, junto con las organizaciones de Tijuana, La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios.

Los principales jefes de estos grupos, junto con cientos de sicarios han sido detenidos o murieron en enfrentamientos con policías y militares.

En el caso del CDG han sido detenidos más de 700 integrantes según la Procuraduría (fiscalía) General de la República (PGR).

Por eso muchos pensaron que el grupo había desaparecido pero no fue así, le dice a BBC Mundo Martín Barrón, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe).

"Lo que pasó el fin de semana demuestra que el Cartel del Golfo no está muerto, ni está en proceso de desaparición", afirma.

El ataque de las autoridades tuvo un impacto fuerte en sus operaciones, e incluso su control territorial -que en la década pasada se extendía a la mitad del país- se redujo sensiblemente.

"Pero la extinción como tal no existe, hay una reconversión y alianzas de las organizaciones. Llegan nuevos jefes o su trabajo es menos visible, pero al final de cuentas están allí".

De hecho, parte del problema es que las autoridades subestimaron la fuerza real del CDG, señala el especialista.

El grupo mantiene el control total del tráfico de drogas en Reynosa, fronteriza con Estados Unidos, y desde hace 3 años ha sorteado el asedio de Los Zetas que pretenden apoderarse de la zona.

La organización incluso cambió su forma de operar: en 2015, por ejemplo, realizaba ostentosas operaciones con vehículos artillados.

Los sicarios portaban chalecos antibalas con la leyenda CDG, que también aparecía en sus camionetas. Ahora eso ocurre pocas veces, pero eso no significa que hayan desaparecido subraya el investigador Barrón.

El jefe desconocido

Una de las evidencias de este nuevo bajo perfil es el "Comandante Toro", un personaje violento de quien hasta hace unos días se conocían pocos datos.

De acuerdo con medios locales, que citan informes oficiales, Loisa Salinas era guardaespaldas de quien fuera líder del Cartel, José Rodríguez Sánchez, el Gafe.

El personaje fue detenido en 2015 y desde entonces el "Comandante Toro" asumió el control de Reynosa, el principal bastión del CDG.

El nuevo jefe fue responsable de la ola de violencia que desde entonces padece la ciudad, afirma el gobierno de Tamaulipas.

En Reynosa aumentaron los secuestros, extorsiones y asesinatos, además que según organizaciones como el albergue Hermanos en el Camino, en esa población se comete el mayor número de plagios de migrantes centroamericanos.

Según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana la ciudad fronteriza es la número 7 en el registro de mayor violencia en el país.

El 84,1% de los habitantes de la población se sienten inseguros, indica el sondeo realizado por el gubernamental Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi).

Y la razón es la batalla del CDG contra Los Zetas, reconoce el gobierno estatal, pero también a la forma de operación del "Comandante Toro".

De hecho en poco tiempo el personaje se convirtió en uno de los objetivos prioritarios para el gobierno federal.

Desde 2016, la Marina realizó 3 operaciones para capturarlo y de todas escapó, incluso con acciones parecidas a las de hace unos días.

Ahora no pudo huir. De acuerdo con la Semar "El Comandante Toro" huía de una persecución cuando su camioneta se estrelló contra un árbol.

Bajó del vehículo y disparó a los militares, quienes lo abatieron casi enseguida. Hasta este martes su cuerpo permanecía en la morgue de Reynosa.

La zona es vigilada por decenas de marinos, soldados, policías federales y locales, para evitar que el Cartel rescate el cuerpo de su exlíder.

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