La Niña está de vuelta y ya está causando estragos en América Latina nuevamente.

Al menos 25 personas han muerto y 52 se encuentran desaparecidas luego de que sus efectos trajeran lluvias torrenciales que ocasionaron el desborde de ríos y quebradas en Las Tejerías, una población en el estado Aragua, en el centronorte de Venezuela.

Nicolás Maduro, el presidente de la nación sudamericana, ha calificado la situación en la zona como "difícil y dolorosa". Muchas personas perdieron sus casas y permanecen sin electricidad y sin servicio de agua potable.

El presidente declaró la población como "zona de desastre y catástrofe natural" y anunció tres días de duelo por las pérdidas humanas registradas.

Pero, ¿qué es precisamente la Niña y cómo afecta al clima de América Latina?

La Niña

Para entender qué es La Niña es preciso explicar el fenómeno más general en el que se engloba: el llamado evento ENOS o El Niño-Oscilación del Sur.

El Niño es un patrón climático que causa un debilitamiento de los vientos alisios en el hemisferio sur del Pacífico.

Esos vientos, cuando son normales, arrastran las aguas superficiales desde las costas hacia el océano y esto provoca que las aguas frías de las profundidades surjan allí.

Esa agua fría es lo normal en la zona ecuatorial de la costa de Sudamérica.

Cuando esos vientos alisios se debilitan cesa ese proceso, al agua caliente se acumula y se produce un aumento de la superficie del mar en la costa de Perú y Ecuador, principalmente.

Ahora bien, cuando los alisios son muy fuertes y se refuerza la subida de esa agua fría en la zona ecuatorial y la temperatura del mar está por debajo de lo normal, comienza a manifestarse el fenómeno de La Niña, que viene a ser un patrón climático opuesto a las condiciones de El Niño.

Generalmente, entre las dos fases, ocurre un periodo llamado "zona neutra" (en la que nos encontrábamos hasta hace poco) en la que ninguno de los dos eventos están notablemente activos y las temperaturas están sobre el promedio.

¿Cuáles son sus efectos?

Los efectos de La Niña y el Niño, que van desde sequías a inundaciones, de lluvias intensas a huracanes, dependen siempre de la zona de la oscilación: puede producir indistintamente sequías en Latinoamérica, nevadas intensas en la zona norte de Estados Unidos o sequías en Australia o en las islas del Pacífico.

Y aunque siguen patrones, esto no implica que cada vez que se activen las condiciones se manifiesten de la misma manera: ningún evento de La Niña es como otro.

La NOAA y otras organizaciones meteorológicas de América Latina pronosticaron hace un par de meses "una La Niña de intensidad moderada".

En años anteriores, el fenómeno había sido más débil, aunque desde 2020 se comenzaron a experimentar síntomas de un potencial fortalecimiento con una larga temporada de huracanes en el Atlántico, condiciones de sequía en América del Sur y fuertes lluvias en Centroamérica y el norte de Suramérica.

Lluvias o sequía

Generalmente, La Niña se manifiesta en dos formas totalmente diferentes en América Latina: lluvias intensas y abundantes, aumento del caudal de los ríos y posteriores inundaciones en Venezuela, Colombia, Ecuador y el norte de Brasil; y en condiciones de sequía en Perú, Bolivia, el sur de Brasil, Argentina y Chile.

Varios de estos últimos países viven desde el pasado año una intensa sequía, que ha afectado los cultivos, ha secado ríos e impactado la generación hidroeléctrica.

Se teme que La Niña retrase aún más la temporada de lluvias en el Cono Sur y haga de 2022 un año aún más seco.

La NOAA ha señalado que La Niña puede influir en los últimos meses de la actual temporada ciclónica en el Atlántico, que ha sido particularmente activa.

Sus efectos en otros países

En México, las autoridades meteorológicas indicaron que una nueva activación del evento podría traducirse en una extensión del periodo de lluvias hasta finales de noviembre, así como precipitaciones intensas en algunas partes del país en las que no son frecuentes y luego, un invierno más seco.

En Colombia, las represas se encuentran en más de un 80% de capacidad, casi el doble de los niveles de hace un año, lo que es considerado históricamente alto.

En Centroamérica, por su parte, el Comité Regional de Recursos Hidráulicos había pronosticado desde el verano que La Niña podría traer a la región "condiciones más lluviosas que lo normal", principalmente en la frontera de México con Guatemala, el sur de El Salvador; la parte central de Honduras y en el Pacífico de Costa Rica y Panamá.

Mientras las autoridades venezolanas siguen buscando sobrevivientes, el clima extremo también afecta a otros países latinoamericanos.

En Honduras, las lluvias asociadas la tormenta tropical Julia, influenciada por La Niña, han dejado al menos tres personas muertas, cientos de damnificados, regiones incomunicadas y el cierre de un aeropuerto en el norte del país.

Las lluvias en la provincia de Colón, en Panamá, causaron inundaciones y deslaves, con un total de 260 personas afectadas y una muerta, informaron las autoridades locales el sábado.

En Nicaragua, la tormenta ha causado intensos vientos y lluvias que destrozaron cientos de casas pero sin dejar víctimas mortales, según informaciones del gobierno nicaragüense.

Por su parte, la policía salvadoreña informó este lunes que al menos dos personas murieron soterradas a raíz del derrumbe de un muro que destruyó una vivienda en el departamento de Morazán.

Se prevé que el huracán Julia se degrade a depresión tropical la tarde de este lunes, pero se espera que las fuertes lluvias sigan afectando el norte de Sudamérica y la región de Centroamérica y el Caribe.

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