La bahía alemana de Eckernforde es un área prohibida.

Ubicada a solo 70 km de la frontera con Dinamarca, esta bahía en la costa báltica de Alemania no permite el ingreso de ningún bote, ni siquiera de pesqueros locales.

Allí mismo, a 22 metros de profundidad, había un enorme observatorio submarino instalado por el Centro Helmholtz de Investigación Oceánica Geomar en Kiel (Alemania).

El 21 de agosto este instrumento que pesa más de media tonelada desapareció, lo que desconcierta a la policía e investigadores.

De acuerdo con los científicos, el observatorio valuado en unos US$330.000 no puede haber sido arrastrado por una tormenta, corriente o animal marino.

En el sitio donde había sido instalado a fines de 2016, a 1,8 km de la costa, los buzos solo encontraron un cable de energía roto.

Según la revista alemana Spiegel, la policía local informó que "por el momento no tienen una explicación plausible para la desaparición".

Por su parte, un vocero de Geomar dijo: "No podemos imaginar que unos ladrones hayan encontrado deliberadamente el observatorio a una profundidad de 22 metros y lo hayan robado usando equipos pesados".

Su locación exacta, además, no era de conocimiento público.

La misión de este observatorio era medir la calidad del agua, incluida la temperatura y los niveles de sal, oxígeno, nutrientes, clorofila y metano.

"La información que obtenemos de ahí no tiene precio", dijo a Spiegel Hermann Bange, jefe del proyecto en Geomar.

Previo a la instalación de este observatorio, los investigadores de Kiel llevaban 60 años midiendo estos valores en el mismo punto del mar Báltico periódicamente de forma manual.

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