En las crecientes tensiones entre los gobiernos de Washington y Caracas, hace más de un año que el caso de un joven mormón detenido en territorio venezolano se ha convertido en uno de los asuntos más contenciosos.
El estadounidense Joshua Holt, misionero mormón de 25 años originario de Idaho, está encarcelado en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), policía política de Venezuela, desde el 30 de junio de 2016.
El mismo día en que lo detuvieron también arrestaron a su esposa, Thamara Caleño Candelo, ecuatoriana nacionalizada venezolana, de 26 años, quien permanece bajo custodia en una celda de la sección de mujeres del Sebin.
Un tribunal de Caracas los acusa de posesión ilícita de un arma de guerra y el Ministerio del Interior del país argumentó semanas después de su arresto que el apartamento de la pareja se usaba como un "centro de almacenamiento de armas y explosivos" con el fin de "ejecutar acciones terroristas".
Los acusados defienden su inocencia y denuncian que las autoridades "plantaron las evidencias": un fusil de asalto AK47, una granada MK2, municiones y un fusil de imitación modelo M4, según describió el año pasado el exministro del Interior, Justicia y Paz, Gustavo González López, quien ahora dirige el Sebin.
Poco más de un año después de su detención, el caso de Holt ha vuelto a ganar resonancia en el marco de una relación cada vez más tirante entre Washington y Caracas.
La Casa Blanca impuso el miércoles sanciones a 13 altos funcionarios del gobierno relacionados con la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, a celebrarse este domingo. En mayo pasado, emitió sanciones contra ocho magistrados del Tribunal Supremo de Justicia.
Sobre el caso de Holt, funcionarios estadounidenses han pedido desde febrero su "liberación inmediata"por"razones humanitarias" y denuncian que se han violado sus derechos al debido proceso.
"Su detención se ha hecho aún más difícil y dolorosa debido a sus dolencias continuas, que han empeorado debido a los retrasos y las negaciones para recibir la atención médica adecuada", le dijo a BBC Mundo la portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Heather Nauert.
Nauert señaló que han habido "decenas de notas diplomáticas, declaraciones públicas y discusiones privadas" con las autoridades venezolanas y que el caso de Holt ha sido planteado "en los más altos niveles" del gobierno de Maduro por "múltiples funcionarios estadounidenses".
El gobierno venezolano, por su parte, no ha emitido un pronunciamiento oficial sobre el proceso judicial del estadounidense, según le dijo a BBC Mundo un vocero del Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información (Minci).
Pero sus abogados denuncian la poca cooperación de las autoridades venezolanas, ya que ni Holt ni su esposa han sido citados para una audiencia preliminar ante el tribunal, que debió ocurrir en agosto del año pasado.
Cómo empezó todo
Según el relato de sus abogados, Holt dormía en la residencia que compartía con Caleño en Ciudad Caribia, un complejo de edificios a 22 kilómetros de Caracas que está adscrito a la gubernamental Gran Misión Vivienda, cuando agentes de seguridad tocaron la puerta.
"Dijeron que estaban haciendo un operativo y preguntaron dónde estaba el hombre de la casa. Él se levantó y cuando lo vieron les llamó la atención que fuese estadounidense. Se fueron, pero regresaron a revisar el apartamento. Se lo llevaron a él primero y después Thamara también fue detenida", describió Carlos Gómez, representante legal de ambos.
Holt viajó el 11 de junio a Venezuela para casarse con Caleño, luego de haber entablado una relación por internet y de haberse conocido en persona el mes anterior en República Dominicana.
Ambos pertenecen al Movimiento de los Santos de los Últimos Días y Holt, según su familia, sabía hablar español porque había participado en una misión con personas hispanohablantes en el estado de Washington (EE.UU).
Pero para las autoridades venezolanas, la pareja había establecido una "extraña y sospechosa" relación en línea y Holt, apodado como "El Gringo", pertenecía a una "banda criminal paramilitarizada" que tenía la intención de atentar contra la vida de líderes oficialistas.
"(Holt) tenía ocultas armas, municiones de guerra y mapas estratégicos de la ciudad capital en su vivienda", dijo el 20 de julio de 2016 el entonces ministro del Interior y Justicia, Gustavo González López, durante una alocución televisiva en la que expuso durante diez minutos la investigación.
El funcionario dijo que el operativo en el que se detuvo Holt fue llevado a cabo por la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en el marco de la Operación de Liberación del Pueblo (OLP) y que los agentes buscaban en Ciudad Caribia a los culpables del asesinato por encargo del militante del Partido Único Socialista de Venezuela (PSUV), Omar Molina Marín.
González asoció a Holt con "fachadas" utilizadas por los servicios secretos de Estados Unidos que "estimulan la conformación de bandas criminales paramilitarizadas en urbanismos como los de la Gran Misión Vivienda para realizar una guerra no convencional".
También mencionó la "adoración" del estadounidense por las armas luego de mostrar varias imágenes extraídas de su computadora en la que se le ve disparando en Estados Unidos.
Según el abogado defensor, Holt le envío esas fotos a su entonces novia Thamara para enseñarle su afición por la caza, una práctica común en Utah, el estado donde vivía.
"Las fuerzas policiales no hicieron la investigación debida para definir de qué fecha era ese material", dijo el abogado.
Aunque el exministro vinculó al estadounidense con la posible ejecución de acciones terroristas, la fiscalía solo acusó a la pareja de posesión ilícita de un arma de guerra, es decir, el fusil AK47.
"Los casos de ambos no están en la jurisdicción de terrorismo sino en la de causas comunes", explicó Gómez.
Por eso es llamativo, dijo, que ambos permanezcan recluidos en una prisión de la policía política.
"Las autoridades no nos han explicado por qué están allí, pero nos hace pensar que es un caso de interés", dijo.
"Trump no ha hecho lo suficiente por mi hijo"
Laurie Holt, la madre de Joshua, dijo que recibe noticias de su hijo mediante la suegra y los abogados.
Desde el estado de Utah, donde reside la familia del joven encarcelado, sus padres se han convertido en activistas en pro de su la liberación, enviando mensajes a senadores y políticos en Washington en el último año.
Aunque Laurie Holt reconoció que ha habido esfuerzos para su liberación, cree que no son suficientes.
"Quiero que el presidente Trump lo vaya a buscar. No ha hecho lo suficiente por mi hijo", reclamó en conversación telefónica con BBC Mundo.
"Él no está muy bien de salud, ha tenido bronquitis, neumonía, se cayó de una de las literas de la celda. Los médicos no lo trataron, no lo tratan", dijo.
El gobierno estadounidense calificó el acceso médico y consular a Holt de "lento y dificultoso".
Gómez, sin embargo, dijo que el propio Holt y Caleño han hablado de que reciben un trato deferente por parte de las autoridades, aunque la atención médica a menudo es "muy burocrática".
El pasado 14 de julio, el caso tuvo un cambio cuando la Fiscalía General solicitó medidas cautelares a favor de Holt y Caleño.
El ente gubernamental, a cargo de Luisa Ortega Díaz, quien se ha vuelto la voz estatal más crítica contra Maduro, pidió que los acusados sean juzgados en libertad con régimen de presentación periódica y prohibición de salida del país.
La fiscal que lleva el caso, Yecenia García, argumentó que el tribunal ha diferido la audiencia preliminar "en reiteradas ocasiones, alegando no dar despacho".
García también pidió que se verifique el estado de salud de ambos.
Es la primera vez que la fiscalía hace esta solicitud a favor de los acusados, algo que sus abogados ven con buenos ojos.
"Ahora estamos a la espera de lo que responda el tribunal, pero hay retrasos en todo por la situación de crisis que vive el país", señaló Gómez.
La madre de Holt dice que su hijo sigue apegado a su religión.
"Me han dicho que está enseñando el evangelio desde la cárcel".