Fue una de las típicas discusiones que surgen entre los matrimonios: la mujer sentía nostalgia por su tierra natal y resentía las constantes ausencias de trabajo de su esposo.
En este caso, sin embargo, el pleito matrimonial estuvo a punto de arruinar una de las operaciones militares más importantes de la Segunda Guerra Mundial -el Día D, como se conoce al desembarco de Normandía- y cambiar el curso de la historia.
El esposo en cuestión era el catalán Joan Pujol García, un agente doble cuyo alias era Garbo.
Pujol, que ha sido considerado "uno de los más importantes agentes de la Segunda Guerra Mundial", proveía datos de inteligencia a los nazis sobre los movimientos de los aliados.
Entonces estaba tratando de convencer a los alemanes de que la operación que se llevaría a cabo en junio de 1944, que culminó con la liberación de los territorios de Europa ocupados por los nazis- no comenzaría con un desembarco en Normandía sino en Pas-de Calais, Francia.
Documentos secretos del servicio de inteligencia británico, MI5, ofrecen una fascinante vistazo a la vida de Pujol y las actividades "tras bambalinas" de una de las épocas más turbulentas de Europa.
Nostalgia
En 1943, Pujol y su esposa Araceli, vivían como cualquier otra familia en Harrow, el noroeste de Londres.
Él, sin embargo, estaba creando una red intrincada de espías imaginarios que enviaban información falsa a los nazis, para quienes Pujol también trabajaba con el nombre en código de Arabel.
Todo era parte de una campaña de desinformación orquestada por los británicos cuyo objetivo más importante eran los preparativos del desembarco de Normandía el 6 de junio de 1944.
Para proteger la identidad del espía, y por los temores de que la familia Pujol fuera reconocida en las calles de Londres, fueron confinados a permanecer en su casa.
Tal como muestran los documentos secretos, Araceli no sólo se sentía frustrada por las restricciones que se le habían impuesto a ella y sus dos hijos, cuyos movimientos estaban siempre controlados, también tenía nostalgia por su tierra natal.
Extrañaba la comida española y estaba molesta con las constantes ausencias de su esposo. Y amenazó con ir a la embajada española.
El momento en que la señora Pujol se enfrentó al agente de MI5 encargado del caso de su esposo quedó registrado en los documentos secretos.
"No quiero pasar ni cinco minutos más con mi esposo", le gritó a Tomas Harris, el agente de MI5. "Incluso si me matan, voy a ir a la embajada española".
"Convencerla"
Araceli declaró que revelaría todo a menos que se le permitiera viajar para visitar a su madre.
El agente Garbo, entonces, no sólo tuvo que seguir engañando a los nazis sino también a su mujer, para evitar que ésta arruinara su identidad.
El agente Harris le propuso a Pujol que le dijera a su mujer que había sido despedido. Pero el agente doble no creyó que esto iba a ser suficiente para convencerla.
Entonces inventó, junto con el MI5, la historia de que había sido arrestado por ellos tras un argumento violento sobre el trato injusto que le estaban dando a Araceli.
Según los documentos, tras un "arrebato histérico" y un aparente intento de suicidio, se permitió que Araceli visitara a su marido a un campo de detención donde lo encontró desaliñado, con ropa de prisionero.
Tras la reunión Araceli quedó convencida de la necesidad de apoyar el trabajo encubierto de Pujol.
Las autoridades británicas estaban tan preocupadas de que la mujer hablara con los funcionarios de la embajada española, que colocaron a un policía en el edificio para interceptarla.
"Gente fastidiosa"
El asesor legal de MI5, mayor Edward Cussen, le dijo a Araceli que habían decidido liberar a su esposo y permitirle que continuara su misión.
"(Cussen) le recordó (a Araceli) que no tenía tiempo para perder con gente fastidiosa y que si se le volvía a mencionar su nombre simplemente daría la orden de que la encerraran", anotó Harris.
"Ella regresó a casa muy escarmentada a esperar el regreso de su esposo".
Así, el agente doble contactó a sus operarios alemanes para decirles que la invasión de Normandía sí iba a ocurrir, pero, crucialmente, Garbo logró convencer a los nazis en Berlín que la llamada Operación Overlord era un engaño y que la verdadera invasión de los aliados tendría lugar después y en otro lugar en la costa francesa.
La entrega de información falsa condujo a que los nazis se desviaran del lugar donde ocurrió el verdadero desembarco del Día D, el 6 de junio de 1944.
Pujol tuvo tanto éxito engañando a los alemanes que éstos incluso lo condecoraron con la Cruz de Hierro por sus esfuerzos.
También los británicos reconocieron su trabajo y lo nombraron Miembro de la Orden del Imperio Británico (MBE).
Pujol pasó sus últimos años en Venezuela donde murió en 1988.
*Este artículo se publicó originalmente en septiembre de 2016.