La amenaza se empezó a materializar.

Los efectos del huracán Florence, que las autoridades consideran "letal", se sienten desde hace horas en la costa sureste de Estados Unidos.

Se estima que la tormenta tocará tierra el viernes en algún punto de Carolina del Norte, antes de moverse hacia el suroeste. Pese a ello, las bandas de lluvia y viento ya están causando estragos.

Florence se desplaza con vientos máximos sostenidos de 150 km/h, según el Centro Nacional de Huracanes de EE.UU. (NHC, por sus siglas en inglés).

A las 23:00 de la noche hora local (03:00 GMT), el NHC rebajó la categoría de la tormenta hasta el nivel 1, si bien esta calificación solo hace referencia a la velocidad del viento, por lo que siguen advirtiendo de la peligrosidad del fenómeno.

Uno de los fenómenos que más preocupa es la marejada ciclónica, que puede llegar a alcanzar los 4 metros.

El jueves por la noche, más de 150.000 inmuebles se quedaron sin electricidad en Carolina del Norte y en algunas zonas de la costa se registraron inundaciones.

Más de un millón de personas en la costa de Carolina del Norte, Carolina del Sur y Virginia fueron instadas a evacuar las zonas en las que viven, y miles acudieron a los refugios de emergencia instalados por las autoridades.

Las primeras consecuencias

Las condiciones meteorológicas comenzaron a deteriorarse el jueves a medida que los vientos se tornaban más fuertes en las áreas costeras.

Algunas zonas de Carolina del Norte registraron intensas lluvias en unas pocas horas.

En Wilmington, en Carolina del Sur, el nivel del agua comenzó a elevarse el jueves por la tarde, según constató un equipo de la BBC desplazado hasta el lugar.

El gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper, consideró que se trata de una tormenta "histórica".

Alrededor de 1.400 vuelos fueron cancelados, según la página web FlightAware.com, por el cierre de la mayoría de aeropuertos en esta región de la costa.

Los meteorólogos advierten que un huracán puede ser muy peligroso más allá de su categoría, como quedó demostrado con el huracán Sandy en 2012.

Florence mantiene su potencial de marejadas ciclónicas a lo largo de las costas de Carolina del Norte y Carolina del Sur, y puede quedarse estancado durante una par de días, causando intensas lluvias en amplias zonas de la costa sureste estadounidense, destacan los expertos.

La marejada ciclónica causará que áreas que son normalmente secas cerca de la costa "se inunden por un aumento del nivel" del mar que podría alcanzar entre 9 y 13 pies (2,7 a 4 metros) de altura desde Cabo Fear, en Carolina del Norte, a Cabo Lookout, en el mismo estado, con "grandes y destructivas olas", según previsiones meteorológicas.

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