Su nombre es una auténtica paradoja: se llama Comité para la Paz en Asia y el Pacífico, pero su misión es, contradictoriamente, difundir la propaganda de guerra de Corea del Norte.

En el enorme entramado burocrático de Pyongyang, repleto de asambleas, presídiums, ministerios, oficinas, juntas, comisiones y sindicatos, su existencia pasó hasta hace poco desapercibida para gran parte del mundo occidental.

Pero a mediados de esta semana su nombre resonó detrás de un grito de guerra y de venganza.

Tras la aprobación de un nuevo paquete de sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU contra Corea del Norte por sus pruebas nucleares, el Comité para la Paz llamó a "apalear hasta la muerte como a un perro rabioso" a Japón y a Estados Unidos.

Las ofensas no quedaron ahí.

El comunicado, difundido por la agencia estatal KCNA, aseguró que Japón ya no debería existir al lado de Corea del Norte y que sus "cuatro islas" deberían "ser hundidas en el mar por la bomba nuclear de la Juché" (la filosofía del comunismo norcoreano).

Un similar destino le pronosticaron al "agresor imperialista norteamericano" (entiéndase, Estados Unidos) al que ya le "ha llegado la hora de ser eliminado", "reducido a cenizas y sumido en la oscuridad".

La otra parte del pastel se la llevaron los países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, que también fueron calificados como "traidores", "sobornados por el dinero" y "perros de Estados Unidos".

La amenaza estaba, nuevamente, sobre la mesa.

Por eso, cuando este viernes Corea del Norte lanzó un nuevo misil balístico sobre Japón, a Tokio no le quedó alternativa que llamar a su población a buscar refugio.

Pero ¿en qué consiste este comité que lanzó tan altisonantes insultos y amenazas? y ¿qué papel tiene en la política de Corea del Norte?

Un comité multifacético

Oriana Skylar Mastro, especialista en Corea del Norte del Consejo de Relaciones Exteriores, un centro de estudios con sede en Estados Unidos, explica a BBC Mundo que el Comité para la Paz es una de las instituciones con más poder político en Corea del Norte desde los tiempos de Kim Jong Il, el "querido líder", padre del actual gobernante, Kim Jong-un.

Tiene un estatus especial, porque se mueve de forma aparentemente "paralela" al poder: no forma parte directa del Partido del Trabajo, el máximo órgano de poder en Corea del Norte, aunque, como es de suponer, está supeditada a él.

De acuerdo con Mastro, el Comité fue creado por otro peso pesado de la política norcoreana: Kim Yong-sun, quien fuera por años jefe de la inteligencia del gobierno de Pyongyang y protegido directo de Kim Jong-il.

"Creo que eso es una clave importante, es una institución que fue creada por la cabeza de la inteligencia militar norcoreana y su rol ha sido bastante polifacético: desde cuestiones económicas, hasta proyección internacional e inteligencia", comenta la también profesora de la Universidad de Georgetown.

Pero los días de Kim Yong-sun, quien fuera también secretario del Partido de Trabajo por casi tres décadas, también estaban contados.

En 2003, la prensa norcoreana reportó que había sufrido un "accidente automovilístico" y, poco después, se anunció su muerte.

A partir de entonces, las funciones del Comité para la Paz en Asia y el Pacífico tuvieron un giro notable.

Vehículo de propaganda

Mastro explica que el Comité tuvo durante la década de 1990 un rol especial en negociaciones económicas con Corea del Sur, pero que, poco a poco, sus funciones se fueron centrando en temas de relaciones exteriores y de propaganda.

Y es que si el Departamento de Agitación y Propaganda del Partido de los Trabajadores se encarga de divulgar el mensaje del gobierno en el interior del país, el Comité tiene la tarea de supervisar la forma en la que se difunde el punto de vista oficial norcoreano en el exterior.

De ahí que uno de los puntos fundamentales del mensaje de esta semana, más allá de las ofensas contra los "enemigos jurados", haya sido la defensa del programa nuclear.

"Es hora de que Estados Unidos se dé cuenta que no podrá privar a Corea del Norte de su derecho legal de consolidar su potencial nuclear de disuasión. Nadie obligará a Pyongyang a deponer las armas nucleares a las que ha tenido acceso", indica el texto.

Según Mastro, en esa afirmación se encuentra un punto clave del mensaje.

"Creo que dejan claras sus bases para cualquier tipo de negociación. Es una cuestión que es difícil de entender para muchos de nosotros, pero por décadas, la filosofía y la idiosincrasia norcoreana se han basado en el principio militar. Para ellos, las armas nucleares son la garantía de la perpetuación en el poder de su sistema político. Y de hecho, lo han sido", afirma.

Y ha sido también el Comité para la Paz el que se ha encargado de difundir ante el mundo el alegado derecho de Pyongyang a contar con un arsenal nuclear.

Es, además, uno de los principales grupos que organiza las conocidas"visitas guidas" a Corea del Norte de "países hermanos" o miembros de la prensa internacional y quienes también coordinan una sección especial de las relaciones exteriores.

Relaciones internacionales

"La política exterior en Corea del Norte es ejecutada en diferentes niveles del partido, el Estado y sectores no gubernamentales, que son todos controlados por el departamento de asuntos internacionales del Partido del Trabajo de Corea, el Departamento de Relaciones Exteriores y otras organizaciones vinculadas al partido", argumenta Mastro.

Así, el Ministerio de Exteriores es el responsable de políticas de gobierno a gobierno (generalmente con los que tiene relaciones diplomáticas), mientras el Partido, el Presídium de la Asamblea Suprema del Pueblo y el Comité para la Paz se encargan de las relaciones exteriores del propio partido, del Parlamento y la diplomacia "pueblo a pueblo" respectivamente.

Pero ¿a qué se debe su nombre si su función y sus proyecciones nada tienen que ver, en apariencia, con el concepto tradicional de paz?

De acuerdo con la especialista, para entender el mensaje y la proyección del Comité es preciso entender la propia forma en que funciona la ideología en Corea del Norte.

"Es un país en el que, como decía antes, los principios militares y el programa nuclear forman parte de la propia idiosincrasia. Entonces, la paz para ellos es poder continuar con su programa nuclear y que también desaparezcan sus enemigos jurados. O sea, para ellos la guerra, es un camino hacia su proyección de paz", asegura.

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