Un objetivo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al reunirse este miércoles con varios pares suyos de América Latina era mostrar que la crisis de Venezuela sigue entre sus prioridades.
El encuentro en un hotel de Nueva York tuvo a Venezuela como único tema y contó con representantes del líder opositor de ese país, Juan Guaidó, en una clara señal de respaldo a su figura.
Ante los jefes de Estado o cancilleres de Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador y Perú, Trump dijo que pertenecen a una "coalición histórica" de 55 países que reconoce a Guaidó como presidente de Venezuela.
Pero los miembros de esa coalición siguen sin alcanzar la gran meta que se fijaron más de medio año atrás, que es retirar del poder al mandatario venezolano Nicolás Maduro, a quien consideran un dictador, para lograr "elecciones libres" en el país.
Y ahora ensayan distintas respuestas frente a una cuestión clave: ¿cómo aumentar la presión internacional contra Maduro para evitar que la crisis de Venezuela se dilate indefinidamente?
"Serán liberados"
La idea de que la crisis venezolana se esfumaba de la agenda de Trump cobró fuerza en las últimas semanas, mientras le surgían nuevos retos internacionales, como el riesgo de guerra con Irán, o domésticos, incluido un proceso de impeachment que le abrieron el martes en el Congreso.
A eso se sumó el despido este mes del asesor de Seguridad Nacional de Trump, John Bolton, un viejo "halcón" de Washington que impulsó la estrategia de apoyo a Guaidó y sanciones para debilitar a Maduro.
El propio Guaidó enfrenta crecientes dificultades políticas en Venezuela que incluyen divergencias en la oposición, parte de la cual aceptó el regreso de diputados chavistas a la Asamblea Nacional que él preside.
En este contexto, un alto funcionario del Departamento de Estado dijo el lunes que una meta para la Asamblea General de Naciones Unidas que se desarrolla en Nueva York era dejar claro que la crisis venezolana "sigue muy alto en la agenda".
El propio Trump dijo en su discurso del martes en ese foro de la ONU que está "mirando la situación de Venezuela muy de cerca".
Y este miércoles reiteró su compromiso en la reunión con países latinoamericanos.
"Estaremos con el pueblo venezolano todos los días hasta que finalmente se liberen de esta horrible y brutal opresión", dijo. "Serán liberados. Va a suceder".
El canciller venezolano, Jorge Arreaza, respondió en la misma ciudad que "la estrategia de ellos ha fracasado una y otra vez. Este año ha sido dramático, un traspié tras otro, una torpeza tras otra. El objetivo de ellos, que es derrocar al gobierno constitucional en Venezuela, cada vez está más lejos".
Gobernantes de varios países de América Latina también han aprovechado la asamblea de la ONU para reafirmar su rechazo al gobierno de Maduro y su inquietud por la crisis humanitaria venezolana, definiéndola incluso como una de las peores en la historia de la región.
Sanciones europeas
Otro objetivo que se han planteado EE.UU. y países latinoamericanos es que la Unión Europea apruebe sanciones más duras contra el gobierno de Maduro, tras el fin de su diálogo con la oposición auspiciado por Noruega.
Los países de la UE han indicado que se disponen a sancionar a siete miembros del aparato de seguridad venezolano acusados de torturas y otras violaciones de derechos humanos.
Pero la aspiración de Washington es que las sanciones se extiendan luego a funcionarios venezolanos de mayor rango, dijo el alto funcionario del Departamento de Estado, ante la percepción de que Europa se puede volver un destino para ellos, sus familias y sus depósitos.
El enviado especial de Trump para Venezuela, Elliott Abrams, viajó recientemente a Bruselas (Bélgica) para transmitir ese reclamo, que esta semana reiteraron representantes de EE.UU. y América Latina en reuniones en Nueva York.
Las sanciones a funcionarios de Maduro y a la petrolera estatal venezolana PDVSA han sido una columna fundamental de la estrategia de Washington para asfixiar al gobierno socialista.
Este mismo miércoles, Maduro se entrevistó en Moscú con el presidente ruso, Vladimir Putin, uno de sus principales aliados internacionales que le ha respaldado ante la presión internacional.
Sin embargo, no han surgido hasta ahora noticias de nuevas ayudas económicas relevantes de Moscú a Caracas.
"Situación explosiva"
Una herramienta que sumaron Washington y sus aliados latinoamericanos contra Maduro esta semana es un pacto multilateral que puede abrir el camino a distintas acciones, incluidas las militares.
La activación de ese mecanismo, conocido como el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), fue votada por 16 de los 19 países signatarios el lunes.
Uruguay se opuso y anunció su retiro del TIAR, Trinidad y Tobago se abstuvo y Cuba estuvo ausente del encuentro, auspiciado por la Organización de Estados Americanos (OEA) en Nueva York.
La resolución llamó a los estados miembros del tratado a investigar y castigar a personas vinculadas al gobierno de Maduro acusadas de graves violaciones de derechos humanos, terrorismo, narcotráfico, corrupción o lavado de activos.
"El territorio venezolano se ha convertido en refugio, con la complacencia del régimen ilegítimo, de organizaciones terroristas y grupos armados ilegales, como el (colombiano) Ejército de Liberación Nacional (?) y otros, que amenazan la seguridad continental", señala la resolución.
Funcionarios de países miembros del TIAR, incluido EE.UU., negaron que el pacto se haya invocado con la idea de habilitar una respuesta militar a Venezuela, aunque en el pasado Trump ha dicho que tiene todas las opciones abiertas para ese país.
En su discurso ante la asamblea de la ONU este miércoles, el presidente colombiano, Iván Duque, dijo tener "pruebas fehacientes y contundentes que corroboran el apoyo de la dictadura a grupos criminales y narcoterroristas que operan en Venezuela para atentar contra Colombia".
Y sostuvo que entregaría las "evidencias" a la ONU.
El gobierno de Maduro ha negado que apoye a grupos guerrilleros o de narcotraficantes colombianos.
Algunos gobiernos advierten sobre el peligro de que las crecientes tensiones puedan desencadenar un conflicto armado regional.
"Es un riesgo que está sobre la mesa, es algo que nos preocupa tremendamente", dijo a BBC Mundo el canciller ecuatoriano, José Valencia, cuyo gobierno ha llamado a una transición pacífica en Venezuela.
"Lo que tenemos que prever es que esa situación explosiva dé pie a una crisis mayor" sostuvo, "donde todos los países de la región sin excepción estaríamos sufriendo consecuencias muy lamentables".