En medio de todos los retos y problemas que plantea la pandemia de coronavirus, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, parece haber visto también el momento de impulsar polémicas restricciones migratorias.

Trump citó este viernes el riesgo de contagio de covid-19 y la necesidad de "reducir el incentivo para una migración masiva global", al anunciar la suspensión de cruces "no esenciales" en las fronteras con México y Canadá.

Las nuevas medidas de EE.UU. incluyen restricciones migratorias y prevén la expulsión inmediata del país de quienes lleguen indocumentados, sin siquiera contemplar un período de detención o el debido proceso para solicitantes de asilo.

El propio Trump sugirió que estas limitaciones eran un viejo objetivo suyo para detener lo que definió como "miles" de ingresos semanales de extranjeros sin autorización.

"Hemos tenido este problema por décadas. Pero ahora, con las emergencias nacionales y todas las otras cosas que hemos declarado, podemos realmente hacer algo al respecto", dijo el mandatario en una conferencia de prensa.

Esto ocurre en un contexto de aumentos de controles fronterizos y severas restricciones de viajes alrededor del mundo para disminuir el rápido contagio del coronavirus.

Pero grupos defensores de derechos humanos sostienen que Trump utiliza estas circunstancias como pretexto para limitar derechos de migrantes.

"Lamentablemente vemos cómo le sirve a Trump y su gobierno la excusa de la protección de la población en el contexto de la pandemia, como una excusa para intentar imponer sus nefastas y crueles políticas migratorias y sobre solicitantes de asilo", dijo Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional, a BBC Mundo.

Antes y ahora

Con el argumento de que el sistema migratorio de EE.UU. está al límite de su capacidad, Trump mantiene una larga batalla judicial para cambiar el manejo de los pedidos de asilo.

La Corte Suprema de Justicia de EE.UU. autorizó este mismo mes al gobierno a seguir enviando a México a solicitantes de asilo, en su mayoría de Centroamérica, mientras prosigue la disputa en los tribunales.

Pero la justicia también impidió en el pasado al gobierno de Trump rechazar el asilo a aquellos extranjeros que lo pidan tras haber cruzado la frontera indocumentados, ya que según el derecho y convenios internacionales tienen derecho a plantear su caso formalmente.

Trump también planteó en distintas ocasiones en el pasado la posibilidad de cerrar la frontera con México, como forma de presionar al gobierno de este país para que detuviera el pasaje de migrantes.

Ahora, en el marco de la crisis de coronavirus, ambos países han acordado restringir el pasaje por su frontera de viajes "no esenciales", por ejemplo con fines de turismo o recreación, aunque se mantendrá el comercio de bienes y las visitas de trabajo, así como el tránsito de ciudadanos y residentes.

Trump dijo que la nueva política se aplicará en el marco de la autoridad concedida a su gobierno para enfrentar la emergencia sanitaria y que tratará las fronteras con México y Canadá de igual forma.

Al referirse a los cruces de extranjeros indocumentados, sostuvo que "en tiempos normales, estos flujos masivos colocan una gran carga en el sistema de atención médica".

"Pero durante una pandemia global, amenazan con crear una tormenta perfecta que propagará la infección a nuestros agentes fronterizos, migrantes y al público en general", dijo y agregó: "Eso podría afectar nuestro sistema de inmigración, saturar nuestro sistema de salud y dañar gravemente nuestra seguridad nacional".

"No vamos a dejar que eso suceda", señaló.

Trump indicó además que los migrantes indocumentados serán repatriados a sus países de origen, pese a que desde el año pasado su gobierno ha enviado a miles de solicitantes de asilo a México mientras se procesan sus casos en EE.UU., por más que fueran de un tercer país.

El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, había advertido que su país se negaría a aceptar migrantes devueltos por EE.UU. que no fueran mexicanos o centroamericanos.

Las nuevas medidas en EE.UU. entran en vigencia este sábado y pueden durar hasta un año, aunque existe la posibilidad de que se levanten antes, y excluyen a menores que lleguen al país sin compañía, según se anunció oficialmente.

"Culpar a los inmigrantes"

EE.UU. ha adoptado otras decisiones que afectan el sistema migratorio en medio de la crisis de coronavirus que tiene casi paralizado al país.

Por ejemplo, el Departamento de Justicia cerró varias cortes migratorias hasta el 10 de abril y pospuso audiencias.

A su vez, la policía migratoria conocida por las siglas de ICE anunció que reducirá sus redadas en todo el país para detener a inmigrantes indocumentados y buscará arrestar sólo a quienes tengan expedientes criminales o supongan una amenaza para la seguridad pública.

Guevara Rosas, de Amnistía Internacional, sostuvo que la pandemia del covid-19 plantea a los gobiernos la necesidad de proteger a las personas en su territorio.

Pero indicó que "esas medidas tienen que estar en línea con sus obligaciones en materia de derechos humanos" y los cierres fronterizos anunciados en EE.UU. y otros países dejan más expuestas a personas que necesitan protección.

"Inclusive le pone la carga de la culpa a las personas migrantes y refugiadas que están intentando ingresar o ya en situación de detención en EE.UU., cuando estas personas se encuentran en una situación de vulneración de derechos y no tienen acceso a ningún servicio de salud integral", dijo.

Pili Tobar, directora adjunta de America's Voice, un grupo que defiende la reforma migratoria en EE.UU., dijo a BBC Mundo que el gobierno de Trump "está usando esta crisis como excusa para implementar medidas antiinmigrantes y racistas que han querido implementar desde el primer día".

"Esta estrategia de culpar a los inmigrantes y de llamar a este virus un virus 'chino'", sostuvo, "es todo parte de un intento de distraer a los estadounidenses de lo mal que esta administración ha manejado la crisis del coronavirus".

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