Este es el sorprende alegato que han hecho los fiscales de Estados Unidos que están investigando el escándalo del engaño en los resultados de las emisiones contaminantes de vehículos del Grupo Volkswagen.
La imputación, que fue dada a conocer al público el jueves, argumenta que el expresidente ejecutivo de la VW, Martin Winterkorn, no sólo estaba totalmente informado sobre lo que estaban haciendo sus ingenieros, sino que también autorizó continuar con el encubrimiento.
Estas alegaciones aún deben ser comprobadas en una corte. Pero si son ciertas, presentan una imagen de extraordinarios delitos ejecutivos en uno de los gigantes de la industria alemana.
Es poco probable que Winterkorn enfrente un juicio en Estados Unidos. Pero continúa bajo investigación en Alemania por sospechas de haber engañado a los inversores.
Escándalo de amplio alcance
El escándalo de la Volkswagen estalló en septiembre de 2015, cuando la compañía admitió que casi 600.000 coches vendidos en Estados Unidos tenían instalado un software diseñado para cambiar los resultados de las pruebas de emisiones contaminantes de motores diesel.
Poco después el entonces jefe de las operaciones de la compañía en Estados Unidos, Michael Horn, le dijo a un comité del Congreso que el engaño había sido obra de "un par de ingenieros de software".
Ahora se sabe que eso está lejos de ser cierto. La Volkswagen ya lo admitió en una "declaración de hechos" publicada el año pasado como parte de un acuerdo con el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
El documento muestra cómo los ingenieros de la VW se esforzaron para crear un motor diesel que tuviera un buen rendimiento y fuera capaz de cumplir los estrictos estándares de emisiones de Estados Unidos.
La declaración explica cómo en lugar de lograr lo anterior, éstos diseñaron un software que cambiaba los controles de emisiones cuando los vehículos estaban siendo sometidos a pruebas reduciendo su rendimiento, y el software se apagaba durante condiciones normales de manejo.
También describe cómo los gerentes repetidamente sancionaron el uso de este sistema a pesar de las objeciones de algunos empleados y alentaron a los ingenieros a que escondieran lo que estaban haciendo.
La imputación de Winterkorn
La imputación contra Winterkorn va mucho más allá. Sugiere que el presidente ejecutivo conocía bien lo que los ingenieros estaban haciendo y autorizó que se continuara con el encubrimiento.
Argumenta que a principios de 2014, los ingenieros escucharon hablar de un estudio comisionado por el Consejo Internacional para el Transporte Limpio (CITL) que mostraba que los diesel de VW estaban produciendo emisiones mucho más altas en las calles que en las pruebas oficiales en el laboratorio.
Afirma que se les informó a los altos gerentes y se les advirtió que el estudio podría resultar en el descubrimiento del engaño de VW.
Se le envió un memorándum a Winterkorn explicándole que la compañía no sería capaz de explicar a las autoridades los resultados de las pruebas.
Volkswagen admitió hace un tiempo que se le envió un memorándum a Winterkorn sobre el estudio del CITL, pero argumenta que el documento formaba parte de su "exhaustivo correo de fin de semana" y no puede decir si en realidad tomó o no nota de ello.
La imputación continúa argumentando que un grupo de ingenieros de alto nivel establecieron un grupo de trabajo para tratar con las preguntas oficiales.
Indica que éstos "persiguieron una estrategia de encubrir el dispositivo de engaño en respuesta a las preguntas de los reguladores estadounidenses y al mismo tiempo parecían estar cooperando".
El alegato más perjudicial contra Winterkorn, sin embargo, es que a fines de julio de 2015 se le entregó un informe detallado sobre la situación en Estados Unidos, más de un mes antes de que la compañía admitiera haber actuado incorrectamente.
Esto, indica el documento, incluyó una presentación de PowerPoint que le daba un "panorama claro de cómo VW estaba engañando a los reguladores de Estados Unidos... y las consecuencias potenciales de que se les descubriera".
Argumenta que Winterkorn acordó un plan de acción que involucraba continuar encubriendo la existencia de los dispositivos de engaño.
Al final, el escándalo se conoció porque un solo empleado informó a los reguladores lo que estaba ocurriendo.
La hoja de acusaciones dice que esto fue "en contravención de las instrucciones de Winterkorn y a pesar de un texto específico para la reunión" aprobado por otros altos gerentes.
En una declaración la compañía indicó: "Volkswagen continúa cooperando con las investigaciones del Departamento de Justicia sobre la conducta de individuos. No sería apropiado comentar sobre casos individuales".
Investigaciones alemanas
Es poco probable que Winterkorn enfrente algún día un juicio en Estados Unidos. Es un ciudadano alemán, y Alemania sólo extradita a sus ciudadanos a otros países europeos o cortes internacionales.
Lo mismo se aplica a otras cinco personas acusadas por el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Así que a pesar de que el Fiscal General de EE.UU., Jeff Sessions prometió "procesar este caso con todo el alcance de la ley", la nueva imputación puede ser vista en gran parte como una medida simbólica.
Estados Unidos, sin embargo, ya ha tenido éxito procesando a dos personas en conexión con el escándalo. El exingeniero James Liang y el funcionario a cargo del control, Oliver Schmidt, están cumpliendo sentencias en prisión.
Otro antiguo gerente, Giovanni Pamio, enfrenta posible extradición de Alemania a Estados Unidos. Es ciudadano italiano, así que a diferencia de sus colegas, sí puede ser extraditado para que lo procesen.
Winterkorn, mientras tanto, podría enfrentar un juicio en la misma Alemania.
Está bajo investigación de las autoridades en Brunswick, cerca de la sede de la VW en Wolfsburg, por sospecha de fraude y manipulación de mercado.
Se entiende que esas investigaciones están centradas en lo que él sabía sobre el escándalo y si se ocultó información a los inversores.
Los fiscales afirman que sus investigaciones no se verán afectadas por la imputación en Estados Unidos. Mientras tanto las acciones de un número de ejecutivos actuales y anteriores también están bajo escrutinio.
Se dice que Winkerton, quien asumió su cargo como presidente ejecutivo en 2007, no tuvo conocimiento del asunto sino hasta antes de que este se hiciera público.
La propia Volkswagen continúa insistiendo en que aunque ocho millones de autos vendidos en Europa también contenían los dispositivos de engaño, éstos no se necesitaron para pasar las pruebas menos exigentes de la Unión Europea y por lo tanto, no cometieron un delito en la región.
El escándalo ha costado a la compañía cerca de US$29.000 millones, pero los daños a su reputación al parecer no duraron mucho.El año pasado vendió 10,7 millones de coches alrededor del mundo. Un nuevo récord de ventas.