Deambulan desnudos, comen carne humana, usan cráneos como cuencos y fuman marihuana.
También meditan, comen, duermen y disfrutan del sexo en medio de cadáveres en llamas en los campos de cremación de la India.
Salen de su existencia aislada solo cuando tiene lugar la festividad india del baño llamada Kumbh Mela.
Estos "santos hombres" hindúes que viven al margen de la sociedad india se conocen popularmente como Aghoris.
En sánscrito, esa palabra significa 'no aterrador', que no da miedo, pero los relatos de sus mórbidos rituales evocan curiosidad, disgusto y temor entre muchos.
Progreso espiritual
"El principio subyacente de su práctica es trascender las leyes de la pureza para alcanzar la iluminación espiritual y ser uno con Dios", explica James Mallinson, quien enseña estudios sánscritos e indios clásicos en la Escuela de Estudios Africanos y Orientales de Londres.
Mallinson, educado en Oxford y Eton, también es un mahant o gurú ordenado, con un culto ascético diferente.
Su grupo es más dominante y cumple con las leyes de pureza, lo que significa que las prácticas Aghori están prohibidas.
Pero ha tenido varias interacciones con ellos.
"El enfoque de Aghori es asumir los tabúes obvios y romperlos. Rechazan las nociones normales de bueno y malo", explica.
"Su camino hacia el progreso espiritual involucra prácticas locas y peligrosas, como comer carne humana e incluso sus propias heces. Pero creen que al hacer estas cosas que otros evitan, alcanzan un mayor estado de conciencia", añade.
Origen
Las tradiciones que se practican hoy parecen ser de origen reciente: la palabra Aghori comenzó a ganar fuerza solo durante el siglo XVIII.
Pero han asimilado una serie de prácticas de los temidos ascetas Kapalikas (literalmente "portadores de cráneos"), que se han documentado desde el siglo VII.
Los Kapalikas incluso practicaban sacrificios humanos, pero esa secta ya no existe.
A diferencia de algunas órdenes hindúes bien conocidas, los Aghoris no está muy bien organizados.
La mayoría de las veces viven aislados y no confían fácilmente en los forasteros.
Ni siquiera mantienen contacto con miembros de su propia familia y la mayoría de ellos provienen de castas más bajas.
"Uno puede encontrar una gran variedad en términos de logros intelectuales. Pocos de ellos son realmente agudos, pero un Aghori fue incluso un asesor del rey de Nepal", comenta Mallinson.
No odio
Manoj Thakkar, autor del libro "Aghori: A Biographical Novel" (Los Aghori: una novela biográfica), argumenta que son un grupo profundamente incomprendido.
"Son personas muy simples que viven con la naturaleza. No piden nada", considera.
"Ven todo como una manifestación de un ser supremo. No rechazan ni odian a nadie ni a nada. Por eso no hacen una distinción entre la carne de un animal sacrificado y la carne humana. Comen lo que hay", señala.
Los sacrificios de animales también forman una parte importante de su adoración.
"Fuman marihuana y, sin embargo, tratan de ser conscientes de sí mismos, incluso en el estado de hiperexcitación".
Grupo pequeño
Tanto Mallinson como Thakkar creen que hay muy pocas personas que realmente practican el sistema de creencias Aghori.
Argumentan que muchos de ellos que se presentan en los festivales de baño ritual son miembros autodenominados de la secta, pero sin ninguna iniciación adecuada.
Algunos, señalan, actúan como Aghoris para entretener a los turistas y peregrinos, y ganar propinas.
Los devotos les ofrecen comida y dinero, pero Thakkar dice que los verdaderos Aghoris son indiferentes al dinero.
"Rezan por el bienestar de todos. No se preocupan por las personas que desean su bendición para un niño o para construir una casa".
Los Aghoris principalmente adoran a Shiva, el dios hindú de la destrucción y su consorte Shakthi. En Bengala, se les puede ver viviendo el cementerio.
"La mayoría de las personas temen a la muerte. Las tierras de la cremación simbolizan la muerte. Ese es el punto de partida para un Aghori. Quieren desafiar la moral y los valores del hombre común", agrega Thakkar.
En el norte de la India, solo los hombres son admitidos en la secta. La mayoría vive desnudos, pero donde aceptan a las mujeres, estas ahora llevan ropa.
Servicio social
En las últimas décadas, la tradición Aghori ha tomado ideas de movimientos religiosos principales y comenzó a proporcionar servicios médicos para pacientes con lepra.
"Los Aghori están trabajando con aquellos que se consideran las personas más intocables de la humanidad", comenta Ron Barrett, un antropólogo médico y cultural.
"En cierto sentido, la clínica de tratamiento de la lepra ha tomado el lugar de los lugares de cremación, pero en lugar del miedo a la muerte, los Aghori están asumiendo el miedo a una enfermedad", agrega en una entrevista con Emory Report.
Los pacientes de lepra, muchos de ellos abandonados por sus familias, encuentran refugio en el hospital administrado por Aghoris en la ciudad de Varanasi.
Los pacientes reciben terapia que van desde la medicina ayuvédica (una forma tradicional de medicina alternativa) y el baño ritual hasta la medicina occidental moderna.
Pero algunos Aghoris utilizan también teléfonos celulares y transporte público. Cada vez más muchos usan al menos algo de ropa cuando visitan áreas públicas.
No sexo gay
Más de mil millones de personas siguen el hinduismo, pero no se suscriben a un conjunto uniforme de creencias.
No hay profeta ni texto sagrado venerado por todos los practicantes.
Por eso, aunque es difícil estimar el número de Aghoris, los expertos creen que puede ser como máximo unos pocos miles.
Incluso para la mayoría de los indios que están acostumbrados a los caminos de los hombres santos, un encuentro casual con Aghoris puede ser muy molesto y desagradable.
Algunos Aghoris han admitido públicamente que tuvieron relaciones sexuales con cadáveres.
Pero tienen un tabú.
"Se permiten el sexo ritual con prostitutas. Pero no aprueban el sexo gay", indica Mallinson.
También hay otro: cuando mueren, sus cuerpos no son comidos por otros Aghoris.
Son enterrados o incinerados como el resto de nosotros.