Con llamados a salir de Líbano, el refuerzo de la presencia militar estadounidense en Oriente Medio y la suspensión de conexiones aéreas, la preocupación por una escalada militar en esa región crece ante la intensificación de las amenazas de Irán y sus aliados contra Israel.

Estados Unidos y Reino Unido instaron a sus ciudadanos presentes en Líbano a partir cuanto antes, mientras Canadá pidió a sus nacionales evitar viajar a Israel.

"Las tensiones son elevadas y la situación podría deteriorarse rápidamente", advirtió el ministro de Exteriores de Reino Unido, David Lammy, al agregar: "Mi mensaje a los ciudadanos británicos allí es claro: váyanse ya".

Los jefes de las diplomacias de Estados Unidos y Francia, Antony Blinken y Stéphane Séjourné, instaron en una conversación telefónica a todas las partes a la "máxima moderación, para evitar una conflagración que tendría consecuencias devastadoras para los países de la región", indicó la cancillería francesa.

El Departamento de Defensa de Estados Unidos reveló el viernes que había ordenado "ajustes" para "mejorar la protección" de sus fuerzas y "aumentar el apoyo a la defensa de Israel", ante "la posibilidad de una escalada regional por parte de Irán y sus socios".

Consultado en su casa de playa en Delaware si creía que Irán desistiría de tal acción, el presidente estadounidense, Joe Biden, respondió: "Espero que sí, no lo sé".

La tensión subió con la muerte el martes de un alto cargo de Hezbolá, en un bombardeo israelí de un suburbio de Beirut, y con el asesinato al día siguiente en Teherán, atribuido a Israel, del líder de Hamás, Ismail Haniyeh.

Haniyeh, cuya muerte fue denunciada el sábado en protestas en varios países musulmanes -entre ellos Marruecos y Turquía-, fue enterrado la víspera en un cementerio cerca de Doha, en Catar, donde vivía exiliado, tras recibir multitudinarias exequias.

El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, amenazó a Israel con un "castigo severo" y el líder de Hezbolá, Hasan Nasrallah, habló de una "respuesta inevitable".

La representación de Irán ante Naciones Unidas dijo esperar que Hezbolá ataque en "profundidad" el territorio israelí y que no se limite a objetivos militares.

Israel y el Hezbolá libanés, aliado de Hamás, protagonizan duelos casi diarios de artillería desde el inicio de la guerra en Gaza.

Hezbolá anunció que lanzó "decenas" de cohetes Katiusha contra el asentamiento de Beit Hillel, en el norte de Israel.

Al respecto, el ejército israelí dijo la mañana del domingo que unos 30 proyectiles fueron lanzados a su territorio desde el sur de Líbano, y en su mayoría fueron derribados sin que se reporten heridos.

Listo para cualquier escenario

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aseguró el jueves que Israel "está en un alto nivel de preparación para cualquier escenario, tanto defensivo como ofensivo".

En este contexto, la aerolínea turca Turkish Airlines canceló el sábado, por segunda noche consecutiva, sus vuelos nocturnos a Teherán, sin ofrecer explicación.

La Defensa Civil de la Franja de Gaza indicó que un bombardeo israelí mató a por lo menos 17 personas en un complejo escolar de Ciudad de Gaza.

"Hay diecisiete mártires y numerosos heridos debido al bombardeo israelí contra la escuela de Hamama", declaró la agencia en un comunicado. El anterior balance, transmitido por la misma fuente, era de 10 muertos.

El portavoz de la Defensa Civil del territorio palestino, Mahmud Basal, confirmó anteriormente a la AFP que el complejo albergaba a desplazados por la guerra.

El ejército israelí confirmó el ataque e indicó que estaba dirigido contra "terroristas que operaban en un centro de comando y control de Hamás" instalado dentro del complejo.

La guerra se inició el 7 de octubre, con una incursión de comandos islamistas que mataron a 1.197 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a 251 en el sur de Israel, según un recuento de la AFP basado en datos oficiales israelíes.

Israel estima que 111 personas siguen cautivas en Gaza, aunque 39 de ellas habrían muerto.

En respuesta, Israel lanzó una ofensiva que ya mató a 39.550 personas en Gaza, también civiles en mayor proporción, según el Ministerio de Salud del territorio palestino, gobernado por Hamás desde 2007.

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