Los astrónomos detectaron y midieron uno de los agujeros negros más grandes jamás descubiertos gracias a una nueva técnica que debería permitir saber más sobre esas regiones del universo que no permiten la emisión de luz debido a su enorme campo gravitatorio.
Los hallazgos, publicados por la Royal Astronomical Society, muestran que el agujero negro tiene más de 30.000 millones de veces la masa del sol, una escala que es raramente vista por los astrónomos. Es el primero cuyas características se determinan gracias a la técnica de detección por lente gravitacional.
Este fenómeno es causado por la presencia de un objeto tan masivo -una galaxia o un agujero negro supermasivo- que curva el espacio-tiempo. La luz proveniente de una fuente distante parece así deformada cuando pasa cerca.
Pero, si bien se puede observar una galaxia, no es el caso de un agujero negro ya que, al ser tan denso ni siquiera la luz puede escapar de él, lo que lo hace invisible.
Descubrimiento abre otras posibilidades
Esta vez, los astrónomos tuvieron "mucha suerte", explica a AFP James Nightingale, astrónomo de la Uniersidad de Durham y primer autor del estudio.
Pudieron observar la luz de una galaxia cuya trayectoria se desviaba a unos 2.000 millones de años luz, confirmando la presencia de un cuerpo con una gravedad gigantesca e invisible entre la galaxia y la Tierra: un agujero negro.
Se supone que la mayoría de las galaxias albergan un agujero negro en su centro. Pero, hasta ahora, para detectar su presencia, era necesario observar las emisiones de energía que producen absorbiendo material que se aventuró demasiado cerca. O bien observar su influencia en la trayectoria de las estrellas que lo orbitan.
Sin embargo, estas técnicas solo funcionan para agujeros negros suficientemente cercanos a la Tierra. La técnica de lentes gravitatorias permite a los astrónomos "descubrir agujeros negros en 99% de las galaxias que actualmente son inaccesibles" a la observación tradicional, porque están demasiado distantes, indica el astrónomo Nightingale.