Hablar de Elon Musk es hablar de un genio fuera de lo común, un hombre cuya visión del futuro ha transformado industrias enteras. Pero no siempre los genios fueron buenos. Musk es, según el índice de multimillonarios de Bloomberg, la persona más rica del mundo y, desde noviembre de 2024, tiene el encargo de Donald Trump de dirigir el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, en sus siglas en inglés) de EE. UU.

El hombre más rico del mundo no se anda con chiquitas. “Esto hará temblar el sistema y a todos los implicados en el despilfarro gubernamental, que son muchos”, declaró tras el anuncio por parte del presidente electo, Donald Trump.

Su incursión como un tsunami en la esfera política no para de generar titulares, y temor. Pero, en este análisis, al margen de sus más que controvertidas y discutibles ideas políticas, lo que realmente define a Musk en ciencia e innovación es su capacidad para imaginar lo imposible y hacerlo realidad, a toda costa.

Desde su fascinación infantil por la ciencia ficción hasta su actual posición como uno de los innovadores más influyentes de nuestra era, su historia está llena de momentos que desafían la lógica.

Tecnología financiera con PayPal

Elon Musk comenzó a demostrar su genio desde joven. En su adolescencia en Sudáfrica, pasaba horas leyendo cómics y enciclopedias y diseñando programas de ordenador. En más de una ocasión ha mencionado a Batman, Iron Man y el Doctor Strange como los héroes que inspiran su vida.

Una curiosidad insaciable lo llevó a emigrar a Estados Unidos, donde pronto comenzó a dar forma a sus sueños, alineados con un nuevo mundo tecnológico que cambió los nombres en las listas de los más millonarios del mundo. Tras vender su primera empresa, Zip2, por más de 300 millones de dólares, según Forbes, Elon Musk revolucionó la banca digital con PayPal, que también terminó en una venta multimillonaria.

Musk posicionó a PayPal como un estándar en la industria fintech, abreviatura de “tecnología financiera” que agrupa empresas que aplican innovaciones tecnológicas para mejorar y automatizar los servicios financieros tradicionales. PayPal fue adquirida por eBay en 2002 por 1 500 millones de dólares.

Pero lo interesante de Musk no es solo cómo acumuló riqueza, sino cómo decidió usarla. Cualquier otro habría optado por una vida cómoda, pero Elon Musk es diferente, decidió invertir en desarrollo tecnológico en empresas que hasta Musk solo eran posibles en los cómics.

Llevar a la humanidad a Marte

Elon Musk fundó SpaceX proclamando un objetivo que era obvio en la ciencia ficción: llevar a la humanidad a Marte. Según sus declaraciones en la Conferencia Internacional de Astronáutica de 2016, Musk cree que colonizar el planeta rojo es crucial para la supervivencia a largo plazo de la humanidad. Sus cohetes reutilizables, como el Falcon 9, han reducido drásticamente los costes de los viajes espaciales y han devuelto el entusiasmo por la exploración espacial a una generación que había perdido la fe.

Marte no es solo una idea para Musk. El desarrollo tecnológico para garantizar llevar humanos fuera de la Tierra, con la mirada futura en la supervivencia de nuestra especie, está en los planes de la comunidad científica. Musk pone millones de dólares en el empeño, lo que le permite desarrollar las ideas más atrevidas.

Pero su genio no se detiene en los límites de la atmósfera terrestre.

Antes y después de los Tesla

Con Tesla, Musk cambió el paradigma de la movilidad eléctrica. Antes de Tesla, los coches eléctricos eran poco más que curiosidades lentas y poco atractivas. A pesar de que se sabía que el futuro pasaba por el motor eléctrico, ninguna compañía quería dar el paso a la propulsión más usada en la ciencia ficción. Hoy, el empeño de Musk los ha convertido en símbolos de lujo, tecnología y sostenibilidad.

El impacto en ciencia de Tesla va más allá de sus vehículos: las baterías y sistemas de almacenamiento energético han acelerado la transición global hacia las energías renovables. Musk sueña con un futuro sostenible y lo construye, pieza por pieza.

Y luego está Neuralink, quizá uno de sus proyectos más fascinantes y aterradores. La idea de conectar el cerebro humano directamente a ordenadores podría parecer salido de una película de ciencia ficción distópica, pero Musk lo cuenta como la forma de resolver problemas neurológicos e incluso de potenciar la inteligencia humana. Los neuroimplantes están en el plan de numerosos centros de investigación en el mundo. Musk inyecta millones y acelera el proceso.

Aunque el proyecto se encuentra en sus primeras etapas, ya ha abierto debates profundos sobre cómo la tecnología podría redefinir lo que significa ser humano.

En un futuro quizá no muy lejano hablaremos de posthumanismo y de cyborgs como algo real. Otra cosa es el miedo que produce que esos chips los controle Elon Musk.

El control de X

La determinación de Musk para alcanzar cualquier meta que se propone es evidente en sus iniciativas empresariales y en sus aficiones personales. No solo transformó industrias con Tesla, SpaceX y Neuralink, también logró lo inesperado al comprar Twitter, rebautizándolo como X, en una operación valorada en 44 000 millones de dólares en 2022 y casi por un mero capricho. Para Shoshana Zuboff, académica que ha escrito sobre la extralimitación tecnológica y la vigilancia, Musk se ha convertido con X en un peligroso “oligarca de la información”.

Su colaboración en la fundación de OpenAI marcó el rumbo de la inteligencia artificial actual que acelera el desarrollo en ciencia en todos los ámbitos, que tanto nos está sorprendiendo y tanto temor produce.

La apuesta de Elon Musk por el desarrollo de internet por satélite a todo el mundo de forma asequible con Starlink ha llenado el cielo de constelaciones de satélites.

Nivel 150 en Diablo 4

En el terreno del ocio, Musk ha demostrado su afán por destacar: recientemente, sorprendió a sus seguidores al anunciar que había superado el nivel 150 en el videojuego Diablo 4, lo que le posicionó como el jugador número uno a nivel mundial. Este logro, aunque trivial en comparación con sus avances científicos, es un ejemplo perfecto de cómo se empeña en ser el mejor en cualquier desafío que afronta.

Hace poco contestó a la nieta mayor de Donald Trump, Kai Trump, ante la pregunta de si estaba interesado en el popular videojuego competitivo League of Legends, que había preferido no probarlo porque el programa espacial podría resentirse si él se enganchaba al juego. No podemos negar que, además de una fortuna, Elon Musk tiene un ego inmenso.

No todo es oro

Por supuesto, no todo lo que toca Musk se convierte en oro. Su propuesta del Hyperloop, un sistema de transporte ultrarrápido, todavía plantea muchos desafíos prácticos. Del mismo modo, The Boring Company, conocida por proyectos como el Loop en Las Vegas, que utiliza tecnologías avanzadas para construir túneles destinados a aliviar la congestión urbana, tampoco ha logrado el éxito esperado. Estas iniciativas han generado escepticismo por su viabilidad a gran escala.

A pesar de ello, incluso sus ideas menos exitosas muestran un deseo constante de desafiar el statu quo y buscar soluciones innovadoras a problemas complejos. No podemos descartar que estas iniciativas, pese a las dudas actuales, puedan convertirse en un caso de éxito en un futuro no muy lejano.

Tampoco es oro la forma de dirigir a sus empleados, que lo definen como “abusivo y volátil”. Tener ideas geniales no justifica cualquier estilo de liderazgo, y Musk ha sido criticado por ser exigente hasta el extremo, generando tensiones y desafíos en los entornos laborales que supervisa.

Elon Musk no es solo un genio de nuestro tiempo; es una fuerza de la naturaleza que está cambiando el curso de la historia humana. Se lleve lo que se lleve en el camino, el tsunami no va a detenerse.

Javier Palanca Cámara no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

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