Han pasado casi 20 años desde que el difunto antropólogo Mike Morwood descubrió en la isla indonesia de Flores huesos de una pequeña especie de homínido parecida al "Hobbit", porque solo medía un metro y medio (106 centímetros) de altura.
El Homo floresiensis, que se remonta al Pleistoceno tardío (que comenzó hace unos 2.580.000 años y terminó hace 11.700 años), era un hombre de cerebro pequeño y pies grandes que fabricaba herramientas, y nadie sabe de dónde evolucionó. Se cree que era contemporáneo de los primeros humanos modernos en esta parte del sudeste asiático y el consenso general considera que se extinguieron hace unos 12.000 años.
¿Habita aún en Indonesia el Homo floresiensis?
Ahora, un antropólogo sostiene que el Homo floresiensis podría ser algo más que huesos antiguos, afirmando que este podría sobrevivir hasta nuestros días.
En un ensayo para la revista The Scientist, el etnobiólogo jubilado Gregory Forth, de la Universidad de Alberta, afirma que los informes sobre un "hombre-simio" en Flores podrían ser avistamientos del antiguo ancestro humano, que aún colea en la actualidad.
"Simplemente no sabemos cuándo se extinguió esta especie o, de hecho, me atrevo a decir –me atreví a decir– que ni siquiera sabemos si se ha extinguido", dijo Forth a Live Science. "Así que hay alguna posibilidad de que siga viva", agregó.
Más de 30 testigos oculares
En específico, según detalla Forth en su próximo libro Between Ape and Human, una tribu local llamada Lio ha descrito encuentros con una diminuta criatura que, según él, podría ser la misma que Homo floresiensis.
El mismo difunto Mike Morwood, de la Universidad de Wollongong (Australia), que dirigió el equipo de descubrimiento de Homo floresiensis, afirmo en una ocasión, según relata Forth, que las descripciones de estos hominoides "encajaban a la perfección con Floresiensis".
"Mi objetivo al escribir el libro era encontrar la mejor explicación –es decir, la más racional y empíricamente mejor respaldada– de los relatos de los Lio sobre las criaturas", escribió Forth. "Estos incluyen informes de avistamientos de más de 30 testigos oculares, con los que hablé directamente. Y concluyo que la mejor manera de explicar lo que me dijeron es que un homínido no sapiens ha sobrevivido en Flores hasta el presente o tiempos muy recientes", añadió.
Entre los avistamientos detallados en su nuevo libro, Forth describe una entrevista con un hombre que dice haberse deshecho del cadáver de una criatura que no podía ser un mono, pero que tampoco era humana, con pelo liso de color claro en el cuerpo, una nariz bien formada y un trozo de cola.
Escepticismo de los expertos
Las declaraciones explosivas de Gregory Forth no han pasado desapercibidas. Pero no necesariamente a su favor. En la comunidad científica, la teoría ha suscitado gran escepticismo entre expertos que estudian al Homo floresiensis.
En entrevista con Live Science, John Hawks, paleoantropólogo de la Universidad de Wisconsin, ve muy poco probable de que la hipótesis de Forth sea cierta, en especial considerando el tamaño de la isla de Flores, donde, según Hawks, la "población está repartida por toda la isla".
"Siendo realistas, la idea de que haya un gran primate que no sea observado en esta isla y que sobreviva en una población que pueda sostenerse a sí misma es bastante cercana a cero", dijo Hawks al medio científico.
Por otra parte, Elizabeth Veatch, una zooarqueóloga del Museo Nacional Smithsoniano de Historia Natural que estudia la especie, explicó que la evidencia más joven que ser tiene del Homo floresiensis es de la cueva Liang Bua de Flores, hace 50.000 años.
Según Veatch, los humanos modernos no aparecieron en Flores hasta hace 47.000 años. Además, no hay pruebas de que las dos especies se hayan encontrado en la cueva de Liang Bua. De hecho, el Homo floresiensis no utilizó el sitio mucho después de hace 60.000 años, dijo a Live Science.
"Basándonos en las pruebas de la fauna, es probable que se produjera un cambio medioambiental hace unos 60.000 años que alterara el paisaje alrededor de Liang Bua, lo que provocó que Homo floresiensis emigrara a otros lugares de la isla para buscar alimento en hábitats más adecuados", dijo Veatch.